El Señor del penal

Es muy probable que si a cualquier hincha se le pregunta por William McCrum no tendría ni la menor idea sobre quién le están hablando. A pesar de que este nombre es muy poco conocido, este personaje ocupa un lugar importante en la historia del fútbol porque fue el inventor del tiro libre penal o, simplemente, penal, como se lo llama comúnmente.

McCrum era un jugador de fútbol y de cricket de Armagh, un pequeño pueblo de 400 habitantes situado en el condado de Milford, en ese momento Irlanda, hoy perteneciente a Irlanda del Norte, que subsistía a mediados del Siglo XIX gracias a la industria del lino. Master Willie, como se lo conocía en su terruño, era el arquero del Milford Everton Football Club, un modesto equipo que militaba en la liga regional de Belfast, que años más fue la piedra fundamental para la creación a del campeonato irlandés.

Para esa época, mediados de la década de 1880, el fútbol no estaba del todo organizado desde el punto de vista reglamentario y todavía había puntos oscuros. El deporte era considerado simplemente como un pasatiempo practicado por caballeros y nadie imaginaba que se podía cortar a un adversario con una patada desleal o parar adrede un tiro al arco con las manos sin ser el arquero. Pero el juego cada vez se estaba haciendo más duro y violento, en especial cerca de los arcos.

McCrum notó esta situación y comenzó a buscar una alternativa para detener esto. Luego de mucho pensar consideró que una ejecución a metros del arco era una buena opción y lo puso en práctica en los encuentros de su club en el torneo local. Al observar que los resultados obtenidos fueron satisfactorios, el irlandés elevó el proyecto a la Federación Irlandesa en 1890 para que esta la propusiera a la International Football Association Board (IFAB), encargada de regular el reglamento.

Esta proposición cayó muy mal entre los directivos porque pronosticaban que se iba a acabar el juego fluido y que esto era legalizar la trampa, algo muy mal visto dentro de los cánones establecidos, por lo menos en la superficie, por la sociedad Victoriana imperante en ese momento en Gran Bretaña e Irlanda.

Finalmente la idea de McCrum tuvo que aceptarse porque la situación se hacía insostenible, en especial después de un partido por la Copa FA entre el Stoke City y el Notts Country, en el cual un defensor evitó intencionalmente un gol de tiro libre con la mano. Al no haber ninguna sanción al respecto, el árbitro se vio obligado a continuar con el juego normalmente. Después de esta situación, la IFAB aceptó incluir el penal al reglamento, no sin antes pasar por una acalorada discusión en una reunión celebrada en Glasgow (Escocia) el 2 de junio de 1891.

Como muchos otros personajes, McCrum murió sólo, pobre y olvidado. «Era un jugador empedernido. Derrochó la fortuna familiar en los casinos de Montecarlo y se dio a la bebida. Falleció en una pequeña pensión de Armagh, antes de la Navidad de 1932», recordó su bisnieto Robert McCrum, actual editor literario del semanal británico The Observer.

Esta historia no paso desapercibida en un lugar como Armagh y por eso en agosto del año pasado homenajearon a su coterráneo más famoso. La idea hacía rato que estaba dando vueltas en el aire, pero no se podía concretar porque en el terreno en donde el Milford Everton FC era local había sido adquirido por una empresa inmobiliaria que tenía intenciones de construir. Después de 5 años de negociaciones, finalmente se llegó a buen puerto y se levantó un parque en memoria de Master Willie.
Links relacionados

Mr. McCrum, inventor del penalti (El País de España)
Home of the Penalty Kick
Penalty shoot-outs? Blame my great-grandfather (The Guardian)

Bobby Fischer, el genio díscolo

El extenso mundo del deporte esta plagado de personajes con historias de vida fascinantes. Las hay alegres, tristes, épicas, emotivas y caóticas. En esta última categoría se podría encuadrar la de Robert James Fischer, más conocido en todo el planeta como Bobby Fischer. La existencia de este ajedrecista que es considerado por muchos como el mejor de todos los tiempos, esta plagada de polémicas, gloria, misteriosas desapariciones y partidas de ajedrez que ocupan un lugar destacado en el mundo de los trebejos. El 17 de enero de 2008, murió en Islandia luego de causas que nunca se dieron a conocer.
Fisher comenzó a mover sus primeras piezas en el tablero a temprana edad de 6 años en diferentes clubes de Nueva York, ciudad a la que había llegado junto con su madre y su hermana provenientes desde Chicago. Cuando empezó a tomarse esta actividad más en serio, el nacido en una tradicional familia judía y con padres separados no mostraba grandes destrezas, pero su explosión llegaría en la adolescencia, cuando con sólo 16 primaveras y con un coeficiente superior al de Albert Einstein logró las normas necesarias para ser Gran Maestro.
A partir de ese momento Fischer se convirtió en imbatible y comenzó una carrera directa hacía el estrellato. Los medios más importantes de Estados Unidos comenzaron a darle un espacio mayor al ajedrez como consecuencia de la aparición de este precoz genio. Cada vez que se presentaba en alguna competencia era la máxima atracción, inclusive por encima de jugadores de mayor edad, títulos y experiencia. Gracias a sus magistrales partidas, fue conocido como el Mozart del ajedrez.
La imagen más normal en aquel momento después de cada torneo era ver a Fischer campeón y logrando triunfos aplastantes. Uno de los encuentros más recordados de la carrera del nacido el 9 de marzo de 1943 fue en el campeonato de Estados Unidos de 1956, cuando con negras superó en 41 movidas a Donald Byrne. Este match pasó a los anales del ajedrez y recibió el nombre de La Inmortal del Siglo XX.
Así como en estos días el suizo Roger Federer domina el circuito de tenis, Fischer hacía lo mismo con el juego-ciencia. El desenlace de los torneos era siempre el mismo: Fischer en lo más alto de las posiciones y con el trofeo en la mano. El peor resultado fue un segundo puesto en Santa Mónica en 1966. Pero a pesar de ser la máxima atracción y el hombre a vencer, el título del mundo se le negaba. Reiteradas peleas con los dirigentes y las innumerables condiciones que colocaba para jugar lo alejaban del logro más importante que puede obtener alguien que se sienta delante del tablero de 64 casillas. Por esos años, el campeón del mundo se dirimía entre los soviéticos, ya que la URSS era por escándalo la potencia por excelencia. Después de décadas de dominio que llegaba detrás de la Cortina de Hierro, Fischer se encargo de terminarlo.
Para llegar a disputar el match por la corona mundial hay que pasar una dura competencia que se denomina Torneo de Candidatos. En este certamen participan los mejores 8 del ranking de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) y ganador de este duro certamen que duraba 3 años tienen derecho a enfrentar al campeón del mundo para destronarlo. A pesar del amplio dominio que tenía Fischer, recién pudo llegar a la pelea por la corona mundial en 1972, que en ese momento estaba en poder del soviético Boris Spassky, uno de los rivales más importantes que tenía el estadounidense. Sin saberlo, los dos contendientes se iban a convertir en los protagonistas de uno de los hechos deportivos más trascendentes de la historia.
Todo comenzó cuando Fischer ganó el Torneo de Candidatos casi sin despeinarse. En primera ronda venció a Mark Taimanov por 6-0, en la siguiente instancia, que tuvo como sede a Buenos Aires, superó al danés Bent Larssen por el mismo resultado y, por último, despachó a Tigran Petrosian, uno de los grandes maestros de todos los tiempos, por 6,5-2,5.
La elección de la sede le generó a la FIDE el primero de los varios dolores de cabeza que iba a tener con este match. Como siempre se enfrentaban dos soviéticos, se elegía una ciudad en la URSS y asunto terminado. Ahora la situación era distinta. Después de muchas ideas y vueltas, el lugar elegido fue Reykiavik, capital de Islandia.
Los pormenores que tuvo este match no entrarían en esta nota ya sería que sería necesario un libro (muy recomendable Bobby Fischer fue a la guerra). Para resumir, Fischer no llegó a tiempo porque a último momento no aceptó el dinero que le ofrecían, pero por presiones de su entorno, de la prensa, de la Casa Blanca y de un empresario inglés presidente de la federación británica que aportó el dinero restante, obligaron al retador hacerse presente en tierras islandesas. Después de casi dos meses de una cruel guerra psicológica, Fischer se alzó con el título del mundo al imponerse a Spassky por 12,5-8,5. Así rompía la hegemonía y todo parecía indicar que empezaba una nueva era en el juego-ciencia, cosa que finalmente no ocurrió.
Como rey de los trebejos, Fischer desapareció. No participaba en ningún campeonato y poco era lo que se sabía sobre su paradero. En 1975 debía defender su título ante un joven Anatoly Karpov, pero por sus desavenencias con la FIDE no se presentó a disputar ningún partido y así perdió el título que volvió a suelo comunista. El negarse a presentarse a defender su corona fue el último dato concreto que se tuvo de Fischer, ya que fue como si la tierra lo hubiera tragado.
El ex campeón volvió a dar señales de vida en 1992, cuando en Belgrado, capital de Yugoslavia, se enfrentó en un match revancha no oficial ante Spassky, ahora nacionalizado francés. A Fischer le importó muy poco las sanciones de la ONU que pesaban sobre el país del este de Europa e igualmente se presentó a jugar. Este acto de rebeldía, por llamarlo de alguna manera, le valió un orden de captura internacional por parte del FBI.
Nuevamente Fischer se esfumó después de vencer a Spasski 10-5. Todo lo que rodeaba a uno de los grandes genios del ajedrez era un misterio para todos, no había ni siquiera una mínima pista de dónde estaba. Fiel a su estilo siempre polémico, Fischer comenzó a dar una serie de entrevistas radiales en medios del sudoeste asiático con la única exigencia de que fueran en vivo. Por lo general, sus respuestas apuntaban a criticar de manera muy dura a George Bush.
El pináculo de sus dichos llegó el 11 de septiembre de 2001. Mientras en Nueva York las Torres Gemelas pasaban a la historia y se cobraban miles de victimas, Fischer estaba dando una nota para una radio tailandesa. Lo que estaba ocurriendo en la ciudad en donde él empezó con el ajedrez fue una gran noticia para el ex campeón, ya que se alegró de las informaciones que llegaban desde su país natal. Como era lógico, sus declaraciones causaron un alto grado de indignación en Estados Unidos.
En 2004, volvió a aparecer. Fue en el aeropuerto de Tokio, en donde fue detenido por poseer un pasaporte vencido. Inmediatamente el Estado estadounidense pidió que lo deportaran, cosa que se cumplió después de muchos tires y aflojes. Fischer pasó uno días detenidos en su país, pero tuvieron que liberarlo porque desde Islandia el gobierno de aquella nación le había otorgado la ciudadanía islandesa. Una vez libre, el ex monarca del ajedrez se fue para las tierras gélidas del norte, en donde pasó sus últimos días.
Durante años se desconocieron noticias concretas del gran maestro del ajedrez y todo eran suposiciones. El 17 de enero de 2008 se volvió a saber de Fischer. La Radio Nacional Islandesa confirmó su muerte por acusas nunca confirmadas. Se cree que fue una falla renal que lo afectó. El destino quiso que falleciera a los 64 años, la misma cantidad escaques que tiene el tablero de ajedrez. Tan sólo 5 personas asistieron a su funeral que fue algo prácticamente un secreto de estado. Días más tarde se supo que fue enterrado en una capilla católica en Laugardaela, una pequeña población a 50 kilómetros de Reikiavik. El genio se fue pero dejó para siempre sus partidas que continúan sorprendiendo a los analistas de este añejo juego.
Foto 1: Un momento de la histórica partida ante Boris Spassky.
Foto 2: Capilla en la cual fue enterrado Bobby Fischer.
Links Relacionados
Fischer se enroca en Islandia (El País de España)
Video sobre Booby Fischer en la cual se incluyen sus polémicas declaraciones sobre lo sucedido el 11 de séptiembre de 2001 en Nueva York.

Cricket: El deporte olvidado (Primera Parte)

 

La Argentina es un país en donde se practican una gran variedad de deportes. Algunos son muy populares y otros son muy convocantes como, por ejemplo, el polo o el golf. Pero existen los que pasan completamente desapercibidos, tanto para los medios de comunicación como para gran parte de los seguidores del deporte. Una de las actividades que vive y se desarrolla en el anonimato absoluto es el cricket.
El deporte nacional de Inglaterra fue en la Argentina la actividad pionera que se encargo de marcarle el camino al fútbol, al rugby, al tenis y al resto de los juegos creados, en su mayoría, en el Reino Unido a mediados del siglo XIX y que en muchos casos fueron adoptados como propios por los argentinos.
Los orígenes del cricket son difusos, pero se cree que en la Edad Media muchos de los reyes que gobernaban en Gran Bretaña eran asiduos practicantes a la hora de buscar un rato de esparcimiento. Los primeros pasos documentados en Inglaterra se dieron en el año 1700, cuando se fundó el Hanbledon Club, que se encargó de unificar las reglas y de llevar las estadísticas de los encuentros que organizaba.
A pesar de ser la primera institución que se encargó de darle una estructura al cricket, su importancia se fue diluyendo. La posta la tomó el Marylebone Cricket Club de Londres, entidad fundada en 1784 y que en la actualidad tiene, entre otras funciones, regular el reglamento junto con la International Cricket Council (ICC), cuerpo que gobierna al deporte a nivel mundial.
La llegada del cricket a la Argentina se produjo de la mano de las Invasiones Inglesas de 1806. Aunque sin mucha precisión, se cree que el primer partido se jugó en San Antonio de Areco y enfrentó a un grupo de prisioneros británicos que fueron capturados por las fuerzas criollas.
El Mayor Alexander Gilliespie, uno de los apresados, escribió en su diario: «Los atrasos asestados en La Esquina y otorgado un descanso de unos días, bolsillos llenos y tiempo de sobra revivimos las diversiones nacionales como carreras de caballos y cricket, para el cual siempre llevábamos el material». A partir de ese momento, comenzaron a organizarse diferentes encuentros informales entre los residentes británicos.
Para 1831, la Argentina era un lugar con más inmigrantes provenientes de Gran Bretaña fuera de la órbita de la Commonwealth. La mayoría eran comerciantes o banqueros que veían al Río de la Plata como un lugar optimo para realizar sus inversiones. Uno de ellos era James Brittain, dueño de una quinta en el actual barrio de Barracas. Allí se desarrollaban encuentros de cricket. Brittain tuvo protagonismo durante la presidencia de Bernardino Rivadavia ya que fue uno de los nueve fundadores del Banco de Buenos Aires, primera institución bancaria argentina.
Luego de uno de los habituales partidos en la estancia de Brittain, se intentó formar un club. Según lo publicado por el diario The British Packet el 5 de noviembre de 1831 tuvo lugar en la Iglesia del Pilar en Recoleta un partido de cricket en la cual había una bandera que decía «Buenos Aires Cricket Club».
Ese fue el germen para que se fundara el actual Buenos Aires Cricket Club, que muchos años después a su fundación le agregó el Rugby en su denominación. Se toma como fecha de nacimiento el 8 de diciembre de 1864, aunque se cree que el club existía desde antes. Para ese momento existían 60 socios activos, por eso se interpreta que ya estaba en pie desde antes, según la página oficial del club. La fecha exacta es difícil de confirmar porque se perdieron muchos documentos históricos.
Este club se instaló en los bosques de Palermo, en donde hoy esta el Planetario. Ocupó ese espacio hasta que el presidente Juan Domingo Perón decidió no renovarles el alquiler de los terrenos. A partir de ahí empezó un periplo buscando un lugar fijo.
Con el nacimiento del BACC, en el resto de la Argentina empiezan a aparecer clubes de cricket, tanto en el interior como en los suburbios. En este sentido, sobresalieron Córdoba, Rosario, Lomas de Zamora, Quilmes y Flores, que en ese momento no pertenecía a la ciudad de Buenos Aires.
Aquellos primeros clubes eran centros de reunión reservados para los miembros de la comunidad británica. Estos lugares se mantenían en pie gracias a que sus socios tenían un muy buen pasar económico y, además, «había cierto apoyo del consulado para solventar la actividad cultural», explica Victor Raffo, autor del libro El origen británico del deporte argentino.
El BACC se convirtió rápidamente en el centro de reunión predilecto de los súbditos de Su Graciosa Majestad. Durante el verano, el campo de juego se usaba para el cricket, mientras que para el resto del año se alquilaba para competencias de atletismo o informales encuentros de fútbol y rugby, deportes que en esa época todavía no podían establecer un reglamente fijo.
A pesar de que había muchos clubes, los argentinos no encontraban atractiva esta actividad. Esta situación cambió en 1877, cuando se fundó el Caballito College Cricket Club, conformado íntegramente por criollos.
Ante la proliferación de equipos, en la temporada 1897/1898 se organizó el primer torneo que quedó en poder de Lomas Athletic. La creación de una competencia fue el primer paso hacía una organización a nivel nacional, hecho que se concretó recién en 1913 con la fundación de la Asociación de Cricket Argentino (ACA).
Hasta mediados de la década del 40, el cricket vivió su época de oro porque llegaban jugadores de la liga inglesa y esto permitió que el nivel de juego aumente y que se acercara mucho al que se practicaba en Inglaterra. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la calidad del juego decayó ya que muchos británicos residentes en la Argentina se enrolaron en el ejército de su país.
Esto fue un duro golpe para el cricket nacional, ya que escaseaban los jugadores y esto hizo que entre 1942 y 1945 no hubiera competencia oficial, ni en el certamen de Primera ni de Segunda, que comenzó en la temporada 1903/1904. A esto, además, hay que sumarle que los argentinos que no eran descendientes de británicos no se vieron atraídos por el deporte y se inclinaron por otros, como el fútbol o el rugby.
Con el título de Club Atlético de San Isidro (CASI) en la temporada 1946/1947 retornó la competencia oficial con el objetivo de recuperar el nivel que había adquirido antes de la Gran Guerra. Pero nada fue igual. La llegada de jugadores ingleses dejó de ser algo frecuente. Además, algunos clubes abandonaron al deporte como el mismo CASI o el iniciador de este movimiento, el BACRC.
Gracias al esfuerzo de jugadores y dirigentes, este deporte, que sirvió de inspiración para los creadores del béisbol en los Estados Unidos, pudo mantenerse con vida.
El presente
A casi 200 años de su llegada a la Argentina, el cricket a nivel local consta de cinco competencias. Los certámenes de Primera y Segunda división están acompañados por el Robin Stuart Shield, reservado para los conjuntos de la categoría superior, el Saturday Champions, para los equipos encuadrados dentro del torneo de ascenso, y el Max Challenge, campeonato que tuvo su debut en 2005 y que cuenta con la participación de los ganadores y subcampeones del Saturday Champions y del Robin Stuart Shield. La temporada interna abarca desde mediados de noviembre y finaliza a comienzos de marzo.
En la actualidad, la actividad el ACA no se limita sólo a organizar campeonatos y de llevar adelante un programa de desarrollo, sino que también cuenta con los correspondientes seleccionados nacionales, que participan tanto en competencias juveniles como de mayores, a nivel masculino y femenino, que ha comenzado a jugar hace pocos años.
Argentina, que debutó de forma oficial en 1868 ante Uruguay, es la máxima potencia en el contexto sudamericano. Desde la creación del torneo continental en 1995, los albicelestes sólo en una ocasión no lograron el título. Fue en 2004 en Chile cuando Guyana salió campeón y los argentinos se ubicaron terceros.
Fuera de Sudamérica, Argentina no esta entre las potencias como Australia, Inglaterra, Pakistán o India. Jamás participó en un Mundial y sus únicas apariciones en campeonatos organizadores por la ICC fueron en 7 de las 8 ediciones del ICC Trophy, torneo reservado para los llamados países emergentes. En este certamen, que se disputa desde 1979, el combinado argentino no tuvo participaciones relevantes.
El año pasado Argentina realizó su actuación más destacada a nivel mundial. Por la Tercera División de la Liga Mundial, que se desarrollo en Darwin, Australia, el conjunto albiceleste arribó a la final, en la cual cayó ante Uganda. Su participación fue una sorpresa porque llegaba con la peor preclasificación de los 8 equipos. Además el capitán Esteban MacDermott (foto) fue galardonado como el mejor jugador del torneo.
Esa segunda colocación le permitió a la selección ascender a la Segunda División, torneo que se desarrollo a fines de 2007. Los argentinos finalizaron últimos y descendieron otra vez a la Tercera División, cuya próximo edición será en 2009 en Buenos Aires y otorgará dos plazas para participar en un repechaje para el Mundial 2011.
El único sponsor con el que cuenta la ACA es la empresa japonesa NEC. También se sostiene la actividad con el aporte de personas del ámbiente. Con respecto a la cobertura de los medios se limita al espacio que le dedica el Buenos Aires Herald, diario argentino de la comunidad británica. En silencio, el cricket nacional busca desarrollarse para ganarse un lugar dentro del contexto deportivo.
Foto 1: Selección argentina de cricket del año 2006.

 

Kosovo: El handball como bandera

En innumerables ocasiones se ha escuchado decir a periodistas, entrenadores, deportistas y dirigentes, sobre todo, que el deporte no tiene nada que ver con la política y no deben mezclarse, lo cual es algo ficticio e imposible de lograr. El deporte, al igual que otras expresiones, es parte integrante de una sociedad y como tal se ve afectado por la coyuntura que lo rodea, que pueden ser problemas económicos, diplomáticos, guerras, etc. Estos dichos son generalmente fogoneados por las federaciones internacionales y, especialmente, por el Comité Olímpico Internacional (COI), que ya se encargó de poner límites a los atletas para que no difundan opiniones de este tipo durante Beijing 2008.

Los ejemplos para enumerar son infinitos. Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, que se disputaron con el apoyo de la maquinaria nazi; los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951, que prácticamente fueron un acto peronista de principio a fin; la fundación del Celtic Football Club por parte de los irlandeses católicos en Escocia a fines del Siglo XVIII, que utilizaron al club como medio de lucha contra la segregación que sufrían por parte de los protestantes, que eran la clase dominante; las selecciones de rugby, entre ellas Argentina, que durante años violaron con nombres de fantasía la veda que pesaba sobre Sudáfrica por el apartheid, son solo algunos de los casos.
Por supuesto que el handball tampoco podía estar ajeno a esta lista y con un hecho reciente como fue el reconocimiento de la independencia de Kosovo.

Un poco de historia
Para entender como es que el handball tiene un lugar importante en el nacimiento de una nación antes que nada hay que comprender el contexto histórico/social. Kosovo es un pequeño territorio de 10.887 kilómetros cuadrados que durante siglos fue pasando de mano en mano debido a la inestabilidad política propia de la zona de los Balcanes. En la actualidad tiene 550.000 habitantes que se dividen en dos grupos étnicos rivales como lo son los albaneses-kosovares, que conforman el 90 por ciento de la población, y los serbios-kosovares, alrededor del 10 por ciento y en el pasado fueron la mayoría.

La relación entre ambas comunidades siempre fue tensa, pero durante la década del 80 las disputas se atenuaron aún más. Mientras los albaneses querían la soberanía, los serbios, que cada vez estaban más relegados, se oponían a esto y privilegiaron sus relaciones con Serbia.

Esta forzada convivencia llegó a su pico máximo cuando en 1998 tropas serbias invaden Kosovo para combatir al Ejército de Liberación de Kosovo, que habría contado con el apoyo de Estados Unidos. La guerra, que dejó un saldo de 10.000 muertos, duró hasta 1999 cuando las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) expulsaron a los serbios y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tomó el poder para buscar una salida diplomática.

El domingo 17 de febrero de 2008 hubo elecciones parlamentarias cuyos resultados fueron reconocidos por Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Europea, lo que trajo como consecuencia la independencia de Kosovo. Las aguas todavía no están nada tranquilas porque a varios países de la región, con Serbia a la cabeza, ven con desagrado esta independencia porque, entre otras cosas, dicen que no se atañe a las exigencias impuestas por la ONU. El tema promete seguir para largo.

El papel del handball
Como no podía ser de otra manera, el deporte se convirtió en uno de los estandartes para los albaneses-kosovares a la hora de pedir la separación del estado serbio. En este aspecto, dos asociaciones nacionales se erigieron por sobre el resto ya que lograron la libertad deportiva. Estos son el tenis de mesa, que fue el primero en poner el nombre de Kosovo en un Mundial, y el handball, que por ser uno de los más populares de la zona fue el que más representó las ideas independentistas.

Para desagrado de la Federación Serbia (FSH), la Federación Kosovar (FKH) forma parte desde 2004 de la Federación Europea (EHF) como miembro asociado, lo que le da la posibilidad a los clubes de participar en competencias continentales, pero no para las selecciones, que sólo pueden jugar partidos de exhibición. En la temporada 2007/2008 seis equipos participaron en las distintas competencias europeas sin conseguir resultados relevantes. «Que Kosovo haya ingresado es inaceptable porque esta fuera de los reglamentos de la EHF», se quejaba en su momento Bozindar Djurkovic, hoy vicepresidente de la FSH.

Por esos caprichos del sorteo, en los octavos de final de la Challenge Cup femenina se enfrentaron en febrero del año pasado por primera vez desde la disputa bélica un equipo de Serbia y otro de Kosovo. «La situación genera mucha tensión en el equipo», explicaba Vesna Petrovic, entrenador del conjunto serbio HC Naisa Nis. Mientras que Vlaznimi Djakovia, director técnico del club kososvar KH Vellaznimi Gjakove, comentaba a los medios locales que «es un gran evento para nosotros porque vamos a representar al estado kosovar».

Ante la delicada situación y con el clima extremadamente hostil con el que se iba a encontrar al que le tocará ser visitante, la EHF tuvo el buen tino de llevar la serie a terreno neutral. En Hungría se disputaron ambos cotejos con claros triunfos de las serbias por 42-14 en el primer choque y 46-13 en el segundo.

Cuando se supo la noticia del reconocimiento internacional, las calles de Pristina, capital de Kosovo, se convirtieron en una fiesta espontánea para aquellos que querían la independencia, pero el primer evento público en el cual se vieron grandes muestras de alegría más organizadas fue durante un partido de handball.

Al día siguiente de la votación estaba estipulado el encuentro de vuelta por los octavos de final de la Challenge Cup masculina entre el KH Prishtina y el Arkatron Minsk de Bielorrusia. El resultado terminó 37-36 para los locales, que igualemte quedaron eliminados, pero en esta oportunidad poco importó el tanteador. Los espectadores que colmaron el estadio fueron con el principal objetivo de festejar el reconocimiento internacional. Para ello llevaron banderas alusivas de todo tipo, entre la que se destacaba una que decía «Welcome to Independent Kosova» (bienvenida a la independencia Kosovo) y los pabellones de Albania, Gran Bretaña y Estados Unidos, estos dos últimos países que ya demostraron a lo largo de la historia que tenerlos como aliados puede ser tan peligroso como tenerlos de enemigos.

Como no podía ser de otra manera, la FSH no se quedó callada y emitió un duro comunicado en el cual daba su opinión sobre lo sucedido y hacía un llamamiento a sus jugadores para que jueguen con un brazalete negro para «llamar la atención de este acto criminal». Además, la nota agregaba que «se expresará el desacuerdo eterno de Serbia con la decisión de la separación ilegal de Kosovo». Para cerrar, y aunque no hacía falta, se aclara que le pondrán todas las trabas posibles al ingreso definitivo de la FKH a la Federación Internacional (IHF) y a la EHF porque «la declaración de independencia no puede ser fundamento para tomar una decisión sobre la afiliación de Kosovo».

Ahora la gran meta que persiguen los deportistas es poder representar a su país en los próximos Juegos Olímpicos. Todo parecería indicar que no lo lograran porque para que un nuevo comité olímpico ingrese al COI la nación debe estar reconocida por la ONU (¿cómo era eso de que el deporte y la política no deben mezclarse?). Lo que piden los atletas, todos ellos de deportes individuales, es recibir una invitación y competir bajo la bandera olímpica, tal como sucedió con los deportistas de la ex URSS en Barcelona 1992 y en Sydney 2000 con los de Timor Oriental, en este caso porque la nación no era reconocida.

Se puede estar de acuerdo o no con la separación de Kosovo como provincia de Serbia, pero una vez más, en este caso el handball, el deporte dio muestras de que pude servir como medio de expresión para lograr que un pedido, injusto para algunos, justo para otros, se escuche con más fuerza.

Presentación

Al ya saturado mundo blogger se le suma un nuevo integrante. En este caso este humilde blog intentará escapar de la actualidad diaria y tiene como objetivo contar historias relacionadas con el mundo del deporte en general. A veces serán hechos que quedaron olvidados o desconocidos; otras veces aparecerán sucesos conocidos, otras investigaciones que van más allá de la pelota y como el deporte se relaciona con la cultura, con la política o con diversos hechos sociales. La idea que estas historias que muchas veces en los medios no tienen espacio por la urgencia de lo inmediato, tengan su lugar aquí. Bienvenidos y espero que lo disfruten.