Un milagro bajo cero

Lo ocurrido entre Estados Unidos y la URSS en el torneo de hockey sobre hielo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Lake Placid 1980 podría haber sido un mal guión hollywoodense. Se vieron las caras dos polos opuestos, tanto afuera como adentro de la cancha. Por un lado los poderosos y súper profesionales soviéticos, candidatos por escándalo a ganar el oro. En el otro extremo estaban los estadounidenses, un equipo universitario que llevaba todas las de perder. En lo que se denominó como Milagro en el Hielo, no sólo es considerado el hecho deportivo más importante de nación norteamericana, sino también fue uno de los momentos más álgidos de la Guerra Fría.
Corrían los primeros meses de la década del 80 y Estados Unidos salía de los duros y complicados años 70, que quedaron marcados a fuego por el cimbronazo sufrido en la Guerra de Vietnam, el escándalo del Watergate y los problemas de inflación, desempleo y energía, habían calado hondo en la sociedad. Además se sumaba un recrudecimiento de la Guerra Fría por la invasión de la Unión Soviética a Afganistán. Por esto último, el presidente Jimmy Carter ya barajaba la idea del boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú de ese mismo año, que finalmente se concretó.
Dentro de este contexto y siempre con la bipolaridad imperante en ese momento como fondo, se desarrollaron en febrero de 1980 los Juegos Olímpicos de Invierno, que por segunda vez en la historia llegaban a Lake Placid, un tranquilo centro de ski ubicado en el estado de Nueva York. La anterior vez que había acogido esta sita había sido en 1932.
La versión invernal de los Juegos Olímpicos se disputó por primera vez en Charmorix (Francia) en 1924 y por lo general se realizaban meses antes a los de verano, lo que los dejaba relegados a un plano secundario. A partir de Lillehammer (Noruega) 1994, obtuvieron la independencia y desde ese momento han mostrado un crecimiento sostenido en sus últimas ediciones.
En esta pequeña ciudad, Estados Unidos y la Unión Soviética iban a medir una vez más sus fuerzas en un evento deportivo y cuyo epicentro fue el encuentro clave por la medalla de oro en el certamen de hockey sobre hielo, que tuvo un resultado que absolutamente nadie esperaba.
La gran pregunta que se hacía la prensa y la gente era quienes quedarían por debajo de la invencible URSS. Los números previos así lo demostraban. Desde 1954 no había bajado de ningún podio mundialista. Solo estuvo ausente en 1962, cuando no se presentó. A nivel olímpico ganó su primer oro en Cortina d’ Ampezzo 1956. A partir de ahí hilvanó una racha que comenzó con un bronce en Squaw Valley 1960 y se prolongó hasta Innsbruck 1976 con 4 oros consecutivos.
Hasta los mismos estadounidenses reconocían que era imposible vencer los soviéticos. «A menos que el hielo se derrita, o que Estados Unidos u otro equipo tenga una actuación milagrosa como la escuadra americana en 1960, los rusos esperan ganar fácil el oro por séptima vez como en los últimos 7 torneos», escribió en The New York Times Dave Anderson. Para colmo, tres días antes del comienzo de los Juegos Olímpicos, la selección local, en su último amistoso de preparación, sufrió en carne propia el poderío de la URSS porque perdieron en el Madison Square Garden por un estrepitoso 10-3.
Como era de esperar, la URSS superó la primera instancia fácilmente goleando en todas sus presentaciones. Estados Unidos, en cambio, finalizó segundo en su grupo por diferencia de gol detrás de Suecia, con el que había empatado. El fixture de la segunda instancia indicaba que en la primera fecha se tendrían que ver las caras los anfitriones con el tetracampeón olímpico, bicampeón del mundo y que llegaba con un invicto de 21 partidos en Juegos Olímpicos sobre sus espaldas.
Ese 22 de febrero fue el día D. Quienes colmaron el Olympic Center estaban imbuidos en un fuerte fervor patriótico. El canto de  «God Bless America» (Dios bendiga a Estados Unidos) retronaba en todo el estadio. El comienzo fue con lógica. Aleksei Kasatonov anotó el primer gol para la visita. La reacción local no se hizo esperar por lo que un rato más tarde Buzz Schneider igualó las acciones. De la mano de Sergei Makarov la URSS se adelantó nuevamente. Antes del final del primer período de los 3 que componen un partido de hockey sobre hielo, Dave Christiansen niveló en 2. Ya a esta altura era una sorpresa que esos mismos jugadores que habían sido vapuleados en la Gran Manzana ahora le jugaban de igual a igual a ese súper equipo.
Con un Power Play a su favor, es decir, Estados Unidos estaba con 1 jugador menos por sanción, los defensores del título volvieron a ponerse arriba ahora con un gol de Aleksander Maltsev. Estaban 3-2 y sin saberlo ese fue el último tanto convertido por la URSS. Mark Jonhson empató nuevamente cuando todavía quedaba mucho por jugar. Pocos creían lo que veían y todavía faltaba lo mejor. Promediando la tercera etapa el capitán Mike Eruzione se convirtió en el héroe. Recibió el disco y desde larga distancia remató. Nadie sabe cómo ni por donde pasó el implemento, pero lo cierto es que la valla roja había sido vulnerada por cuarta ocasión. Por primera y única vez el conjunto de las bandas y las estrellas estaba adelante.
A pesar de las bajas temperaturas que indicaban los termómetros, el estadio era una caldera. Los soviéticos se encontraban en una situación inédita. Estaban perdiendo y no tenían ideas para tratar de empatar, mientras que su rival se defendía como podía. A falta de pocos segundos para el final el relator de la ABC Al Michaels inmortalizó para siempre la frase que quedó grabada a fuego en el imaginario popular del país norteamericano: «Do you belive in miracles?» (Crees en milagros).
Los soviéticos, todos miembros del Ejercito Rojo, se miraban las caras unos a otros sin entender que estaba sucediendo. Entre lágrimas los jugadores ganadores tampoco comprendían lo que ocurría. El entrenador Herb Brooks, padre de la criatura y elevado a categoría de semidiós, se retiraba de la cancha raudamente sin ningún gesto de alegría.
Dos días mas tarde los locales debían ganarle a Finlandia para confirmar el oro. Tuvieron que sufrir porque comenzaron perdiendo. El encuentro fue muy duro ante una nación con mucha tradición en el hockey sobre hielo y que buscaba subir al podio. Estados Unidos ganó 4-2 y se colgó una de las medallas doradas más inesperada de la historia olímpica. La URSS se quedó con la plata y el bronce fue para Suecia.
Tras el clásico las imágenes de los jugadores ganadores abrazándose se multiplicaron por miles en todos los diarios, revistas y canales de televisión. Habían conseguido lo que Sports Illustreited y ESPN años más tarde calificarían como el hecho deportivo más importante del siglo. No son pocos los que afirman que la derrota del Dream Team en el Mundial de básquet de Indianápolis 2002 a manos de Argentina es comparable con este hecho aunque, claro esta, sin el trasfondo político.
La mayoría de los integrantes de ese plantel fueron incorporados a franquicias de la National Hockey League (NHL), en algunos casos logrando hacer historia también en la liga más importante del mundo. Los soviéticos, por su parte, fueron ignorados en su país. Pravda, el matutino oficial del partido Comunista, no publicó ninguna crónica sobre lo sucedido en Lake Placid. Ya cuando el régimen estaba en plena decadencia muchos de aquellos miembros de la selección de la URSS, varios considerados leyendas del hockey sobre hielo, se fueron a jugar a la NHL para finalizar sus carreras y juntar algunos dólares.
En 2002 los Juegos Olímpicos de Invierno tuvieron como sede la ciudad de Salt Lake City, capital del estado de Utah. Todos los que participaron del Milagro en el Hielo fueron los encargados de encender la Llama Olímpica. Al año siguiente Brooks, convertido en una de las personalidades más respetadas de Estados Unidos, falleció a los 66 años en un accidente automovilístico. Todo el país lo lloró. Actualmente el estadio donde se disputó el encuentro lleva su nombre.
Como no podía ser de otra manera este hecho no fue pasado por alto por la industria del cine. En 1981 salió al aire el largometraje para televisión Miracle on Ice. A la pantalla grande llegó en 2004 con Miracle. Kurt Russell interpretó a Brooks y también se incluye el relato original de Michaels. En 2001 HBO produjo el documental Do You Belive in Miracle?
En Sarajevo 1984 y en Calgary 1984 la URSS conquistó nuevamente el oro. También lo retuvo en Albertville 1992, pero lo hizo bajo el nombre de Equipo Unificado. Estados Unidos desaparecieó de los podios olímpicos y recién volvió en Salt Lake City cuando perdió la final con Canadá, por lo que el Miracle on Ice sigue siendo el último campeonato olímpico en el hockey sobre hielo, lo que hace agrandar aún más lo que va camino a convertirse en un mito.
Imágenes
Foto 1: Tapa de Sports Illustreited con la consagración de Estados Unidos (Sports Illustreited)
Foto 2: Gol de Eruzione que concretó el Miracle on Ice (Wikipedia).
Foto 3: El histórico equipo estadounidense completo durante el encendido de la Llama Olímpica en los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City 2002 (Wikipedia).

Resumen del partido

Segundos finales en el cual se incluye el clásico Do you belive in miracles?

Encendido de la Llama Olímpica en los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City 2002

Links relacionados/Fuentes
Miracle on Ice (Wikipedia)
Torneo Olímpico de hockey sobre hielo de Lake Placid 1980 (Wikipedia)
The Golden Goal (Sports Illustreited)
College kids perform Olympic miracle (ESPN Classic)
Winter Games Archive
Lake Placid 1980-Official Report

Sangre en la pileta

La Revolución Húngara de 1956 es uno de los momentos más trascendentes de la historia de esa nación. Cansados de que el gobierno estalinista controlado por la URSS estuviera a cargo del estado, la gente salió a la calle para protestar. Todo terminó abruptamente con la furiosa intervención de las tropas soviéticas. Como sucedió en infinidad de ocasiones, esta situación política se hizo palpable en un encuentro deportivo. En este caso fue cuando se enfrentaron las selecciones de waterpolo de ambos países en los Juegos Olímpicos de Melbourne de ese mismo año, que pasó a la historia por ser uno de los encuentros más violentos del olimpismo. Se lo inmortalizó como el Partido de la Sangre en el Agua.

El 23 de octubre de 1956 una manifestación liderada por estudiantes y escritores se dirigió al Parlamento Húngaro para pedir la liberación del control de la Unión Soviética, que había establecido soldados en Hungría desde el final de la Segunda Guerra. Una delegación de manifestantes se encaminó a una radio para hacer un llamamiento, pero fueron detenidos y encarcelados. Ante esta situación millones de personas salieron a las calles de Budapest para apoyarlos y pedir su liberación. Mientras esto sucedía la Policía Política –ÁVH en húngaro- abrió fuego a mansalva contra la gente produciendo heridos y muertes. Esa fue la gota que rebalsó el vaso porque la tensa situación llegó a un punto de no retorno.

La revuelta duro varias semanas y se extendió rápidamente por todo el país. El gobierno conducido por el Partido Comunista fue derrocado. Los civiles se habían organizado y combatían de igual a igual a las milicias soviéticas y a la ÁVH. Aquellos que pertenecieron al régimen saliente fueron encarcelado o fusilados. También se disolvió la ÁVH, se convocó a elecciones libres y se rompió cualquier lazo diplomático con la URSS.

Desde ya que todo esto cayó pésimo en Moscú. Tras muchas negociaciones el 1 de noviembre los tanques de la URSS apostados en Hungría salieron del letargo. Entre el 4 y el 10 del mismo mes Budapest sufrió una infinidad de ataques, tanto aéreos como por tierra, que abortaron de manera brutal la revolución. Hasta la vuelta de la democracia estuvo prohibido tocar el tema en Hungría. Hoy esa fecha es considerada una fiesta nacional.

Mientras todo esto sucedía en la ciudad atravesada por el río Danubio, la selección de waterpolo se encontraba ajustando detalles de cara a los Juegos Olímpicos que se avecinaban con el objetivo de retener el oro obtenido en Helsinki 1952. Mucho antes de lo planeado el plantel fue sacado de territorio húngaro y llevado a Praga, desde donde emprendieron el viaje hacía Australia. Recién allí se enteraron que la revolución había fracasado.

En cada presentación de Hungría, la gran potencia histórica del waterpolo, era alentada no sólo por sus hinchas, que se dividían entre atletas y, mayormente, exiliados, sino también por el público australiano, que a raíz de la situación que estaban pasando (muchos no tenían ninguna información sobre sus familiares y amigos) en cada presentación se ponía del lado de ellos.

Tras una primera fase sin contratiempos (victorias holgadas sobre Estados Unidos y Gran Bretaña) en la anteúltima fecha de la segunda fase, los húngaros se encontraron con los soviéticos. Los dos equipos llegaban invictos y el resultado era clave para las aspiraciones de alcanzar el oro olímpico. Sin embargo, a raíz del contexto que rodeaba al encuentro, las estadísticas importaban poco, especialmente para Hungría porque ganar era una cuestión de honor que iba más allá de lo deportivo. «Sentíamos que estábamos jugando no sólo por nosotros, sino por todo nuestro país», explicó después del encuentro Ervin Zador, personaje central en esta historia.

Ya de por sí el waterpolo es un juego muy físico, pero en esta ocasión la intensidad fue aún mayor. Muchos golpes, roces por doquier y un clima en las tribunas muy tenso. Al grito de «Hajra Magyarck» (vamos Hungría) los húngaros alentaban a su equipo flameando su bandera sin el escudo soviético, tal como habían hecho los manifestantes cuanto tomaron las calles de Budapest. «El plan era el siguiente: nosotros jugamos, ellos pelean. Hablábamos su lengua, así que podíamos hablarles. Los insultamos a ellos y a sus familias. Así que pronto estaban peleando», reconoció Zador tiempo después.

A falta de 1 minuto para el final la temperatura llegó a su punto máximo. Hungría ganaba 4-0 y del intercambio de palabras pasaron a los hechos. Zador se puso a discutir muy fuerte con Valentin Prokopov, jugador rival. «Le dije que el era un perdedor y que en su familia también eran unos perdedores», recordó Zador que le dijo a su contrincante, quien sin dudarlo le propinó un certero golpe al húngaro, que le causó un profundo corte en el parpado derecho.

El agua que rodeaba al futuro formador del mítico Mark Spitz se tiño de rojo. La seguridad se vio obligada a actuar porque había espectadores dispuestos a emular al gran ídolo magiar, el boxeador Laszlo Papp, que el día anterior se había colgado la tercera medalla dorada consecutiva en los Juegos Olímpicos. Por supuesto que entre los jugadores las trompadas no tardaron en aparecer y los árbitros inmediatamente suspendieron el partido.

Al mismo tiempo Zador salía de la pileta con la cara bañada en sangre produciendo una de las imágenes más dramáticas que recuerde el olimpismo moderno. En los escritorios Hungría fue confirmado como ganador del partido y al día siguiente, sin Zador en la pileta, superaron a Yugoslavia 2-1, quedándose con el primer lugar del podio.

Esta fue la última vez que estos jugadores estuvieron juntos porque la mayoría desertó. Entre ellos Zador, quien se fue a vivir a Estados Unidos, a pesar que Australia le había ofrecido asilo político.

Como sucede con muchas otras historias, esta también llegó al cine en dos formatos diferentes durante 2006, año en que se cumplió el 50 aniversario del Partido de la Sangre en el Agua. Uno de ellos fue la ficción Children of Glory, en la cual se relatan los hechos acontecidos durante la Revolución Húngara y que sucedió en el partido de waterpolo. El otro fue un documental llamado Freedom’s Fury, producido por Quentin Tarantino y Lucy Liu. «Es la mejor historia que jamás me han contado», dijo el director de Kill Bill y Pulp Ficction. El narrador es Spitz y tiene como protagonista a Zador, al que le perdura la cicatriz del golpe.

A pesar que en el informe oficial de Melbourne 1956 increíblemente se omite lo sucedido ese 6 de diciembre, el choque entre húngaros y soviéticos mostró nuevamente como la política internacional tiene un papel importante cada vez que los Juegos Olímpicos saltan a la escena mundial.

Foto 1: Los rebeldes tomando un tanque soviético durante la revuelta.
Foto 2: Ervin Zador saliendo de la pileta después de recibir el golpe.

Escena de la película Children of Glory en la que se reproduce el partido entre Hungría y URSS

Trailer de Freedom’s Fury

Links relacionados
A bloody war that spilled into the pool (Sport Illustrated)
Water Polo; Raw Emotion And Spilled Blood of ’56 (New York Times)
Página official de Freedom’s Fury

El deporte charrúa

Inglaterra tiene el cricket. Escocia el golf. Argentina el pato. Australia el Aussie Rules. Irlanda los deportes gaélicos. Con mayor o menor convocatoria, la mayoría de los países tienen una actividad a la que denominan Deporte Nacional. Están los que se han difundido por todo el planeta y que en algún momento llegaron a alcanzar estatus Olímpico o tienen su mundial. También existen los que se quedaron arraigados en sus lugares de nacimiento y continúan desarrollándose sin demasiadas intenciones de moverse de allí. Algunos no han corrido la misma suerte y desaparecieron, pero plantaron la semilla para darle paso a una nueva actividad que si pudo expandirse por todo el mundo.
En este último caso se pude enmarcar al Balón Uruguayo, un deporte que tuvo una vida relativamente corta y que es considerados por muchos una de las piedras basales en las cuales se sustentan los orígenes del handball. La Federación Internacional de Handball (IHF) todavía no termina de reconocer este hecho, a pesar de que hay investigaciones que así lo indican.
Corría el año 1918. Era una época que para los ojos digitales de la actualidad parece que todo sucedía en blanco y negro. Gracias a la reforma de la Constitución uruguaya la nación de José Artigas pasaría a adquirir su actual denominación de República Oriental del Uruguay. Argentinos y uruguayos dirimían sus diferencias adentro de una cancha de fútbol en duros clásicos rioplatenses, que hoy son recordados con cierta aura mística. En medio de este contexto Antonio Valeta creó el deporte al que denominó simplemente Balón.
La idea que tuvo Valeta fue la de inventar una actividad similar al fútbol, en la que no se atropellara al arquero, que no se pudiera ingresar al área y que el desarrollo sea exclusivamente con las manos. Una de las particularidades era que el trasportador de la pelota podía llevarla sobre la palma de la mano como ofreciéndosela al rival.
Para comenzar con la práctica, su creador, un reconocido profesor naturista, fundó el club Higiene y Salud, que estaba compuesto por alumnos del instituto que recibía el mismo nombre y en el cual él enseñaba. Dos años más tarde nació la Federación Uruguaya de Balón, compuesta por 10 clubes, que rápidamente comenzaron a organizar competencias. Al mismo tiempo llegaban a Buenos Aires las primeras noticias de lo que ocurría con esta flamante actividad en la otra orilla del Plata. En 1921 se funda la Federación Argentina de Balón, que iría variando de nombre hasta derivar en la actual Confederación Argentina de Handball (CAH).
El movimiento empezaba a crecer, la cantidad de jugadores aumentaba en ambas márgenes del Río de la Plata y aparecía la necesidad de realizar un encuentro internacional. Esto ocurrió un 25 de mayo de 1922 y enfrentó a Gimnasia y Deportes, que venía de salir quinto en el certamen uruguayo, y Club Juvencia, campeón argentino. La vieja cancha de Boca Juniors ubicada en Ministro Brin y Pedro Galdós fue la sede del encuentro. Tras un trámite parejo, ganaron los visitantes 4-3, con un parcial de 1-1 en el entretiempo. Casi 1 año más tarde, sería el turno de las selecciones nacionales.
Mientras esto sucedía en Sudamérica, en diferentes puntos de Europa existían juegos de características similares. En Dinamarca jugaban Haandbold, en Suecia Handboll, en Checoslovaquia Hazena y en Alemania Feldhandball, que era el más parecido al Balón y es el heredero más directo al handball de hoy.
En Uruguay muchas veces se dice que los alemanes copiaron al Balón para darle forma a su handball de campo. Según el mito tras la Primera Guerra un grupo de marineros germanos quedaron varados en Montevideo, allí conocieron el Balón y luego lo difundieron en su país. La profesora Adriana Suburú en su libro Historia del Balón-Deporte Nacional Uruguayo, no da lugar a esta afirmación porque no había muchos alemanes en los equipos de Balón.
Gracias a esta investigación realizada por Suburú tanto la CAH como la Federación Uruguaya de Handball están buscando lograr que el Balón sea considerado como uno de los antecesores al handball. Esto eso algo de que a poco se va consiguiendo. En el número de abril de 2007 de la revista oficial de la IHF se reconoce este pedido. A todo esto, además, se le suma que se halló el Anuario de 1936 de la Federación Internacional de Handball Amateur, entidad antecesora a la actual, que confirma la presencia de Valeta y dos representantes uruguayos en el 4° Congreso que llevó a cabo la mencionada organización.
En criminalística dicen que las evidencias hablan. En este caso no hay un crimen, pero las pruebas se expresan con total claridad. Todavía no se les termina de escuchar y el reconocimiento expreso de la IHF no llega. De confirmarse esto la CAH pasaría a ser considerada una de las federaciones más viejas del mundo. Antes de 1921 ya había asociaciones nacionales, pero estás no eran independientes sino que dependían de la gimnasia o del atletismo.
Con motivo al 90° aniversario del primer encuentro de Balón que se disputó el 25 de agosto de 1918 se esta organizando en Uruguay una exhibición para el 23 próximo con las reglas históricas. Este evento es impulsado por el Instituto de Educación Física de Uruguay y la Dirección General de Deportes. Las intenciones son dos: hacer escuchar la voz para que el Balón tenga el reconocimiento que merece y que la actividad no quede en el olvido.
A diferencia de su coterráneo futsal o fútbol de salón, que a pesar de la división existente esta peleando por entrar al Programa Olímpico de la mano de la FIFA, el Balón no corrió la misma suerte y se fue diluyendo hasta desaparecer en 1945, el mismo año que falleció Valeta. En Argentina fue acomodándose a lo que sucedía en Europa. Primero se convirtió en el handball de campo y con el tiempo se metió en los gimnasios en su versión definitiva.
Tuvo una vida breve pero, seguramente sin saberlo, el Balón cumplió un papel fundamental a la hora de la difusión del handball en el Río de la Plata.
Foto 1: Afiche promocionando un partido amistoso entre River Plate y Gimnasia y Deportes (www.universia.edu.uy)
Foto 2: Equipo del Club Juvencia de Argentina previo al choque frente a Gimnasia y Deportes de Uruguay. (efdeportes.com)
Links relacionados
El Balón: un deporte con identidad uruguaya y proyección argentina
El Balón: Deporte Nacional

El fútbol y los Anillos

El certamen olímpico históricamente ha sido relegado injustamente a un lugar secundario. Este certamen le ha servido a muchas estrellas para hacerse conocidos, como puede ser el caso de Jürgen Klinsmann o Romario. También varias selecciones lo utilizaron como plataforma para después alcanzar destacadas campañas en la Copa del Mundo y, sobre todo, gracias a su éxito llevó a la FIFA a crear el Mundial. Además cuenta con el privilegio de ser el torneo entre países más añejo que existe. Este año en Beijing celebrará junto con el hockey sobre césped su centenario desde que ingreso definitivo al Programa Olímpico, del que sólo se ausentó en Los Ángeles 1932.
Los Juegos Olímpicos se disputaron por primera vez en Atenas 1896. En aquella oportunidad los organizadores quisieron incluir al fútbol, que por ese entonces estaba desparramándose por toda Europa, pero no lograron el cometido. Para la segunda edición en París 1900 fue incluido como deporte de exhibición, situación que se repitió en Saint Louis 1904. En Francia el campeón fue el Upton Park FC de Gran Bretaña y en Estados Unidos el oro fue para los canadienses del Galtc FC, que a su llegada a Canadá fueron recibidos como héroes.
En Londres 1908 se incorporó definitivamente al Programa Olímpico. Para ese momento la FIFA ya estaba en funciones, pero dejó la organización en manos de la Football Association. El oro fue para Gran Bretaña, que en la final venció a Dinamarca por 2-0. Aquí hay hacer una aclaración. En los Juegos Olímpicos los países británicos (Gales, Inglaterra, Irlanda del Norte y Escocia) juegan bajo la misma bandera y no por separados como pasa en el Mundial o Eurocopa. Aunque la selección de Gran Bretaña dejó de jugar en 1972, se quiere reflotar el proyecto para Londres 2012, pero en las Islas hay mucha polémica al respecto.
Gran Bretaña volvió a ser el campeón en 1912 al vencer otra vez a los daneses, esta vez por 4-2. Luego vendría Amberes 1920 con el oro para Bélgica. Cuatro años más tarde, París recibía otra vez a los Juegos Olímpicos con la particularidad de que estaba inscripto (los Preolímpicos aparecieron a partir de 1960) Uruguay, el primer participante no europeo en la historia de la competencia. Fue también el debut de una delegación argentina oficial y originalmente la Selección iba a asistir, pero finalmente se desistió.
Para la sorpresa de todos, el oro fue para los uruguayos que mostraron un gran nivel de juego. Es conocida la anécdota de que antes del debut con Yugoslavia un ayudante del técnico yugoslavo fue a observar el entrenamiento charrúa. Como los sudamericanos sabían de su presencia, en la práctica se hicieron ver como unos torpes. El balcánico volvió a la concentración tranquilo de que el triunfo era algo inevitable. En la cancha, Uruguay no tuvo problemas en ganar 7-0 ante la atónita mirada del público y, sobre todo, de sus rivales. Casi sin despeinarse, la Celeste llegó a la final, en donde le ganó a Suiza 3-0.
En Ámsterdam 1928 se produjo el debut oficial de Argentina en Europa, alcanzando la medalla de plata porque perdió con los uruguayos en la definición. La definición se jugó en dos encuentros porque en el primero terminó empatado 1-1. En el desempate, Uruguay ganó 2-1 y conquistó el bicampeonato. Los uruguayos nunca más volvieron a jugar los Juegos Olímpicos.
Para esa altura el fútbol ya se había convertido en uno de los deportes más convocantes dentro de la cita multideportiva más importante del planeta. Motivado por todo esto, la FIFA decidió crear el Mundial y le quitó protagonismo al torneo.
En 1932 los Juegos Olímpicos volvieron a Estados Unidos, más precisamente a Los Ángeles, pero el fútbol no estuvo presente. El profesionalismo se expandía cada vez más y no quedaba demasiado claro que jugadores cobraban y quienes no. Hubo una disputa entre el Comité Olímpico Internacional (COI) y la FIFA que derivó en la eliminación del deporte del Programa Olímpico. Así comenzaban una tirante relación, con altos y bajos, entre ambas entidades que se mantiene con otros temas de fondo.
Berlín 1936 marcó el regreso del fútbol, más que nada porque Hitler y compañía necesitaban del dinero que generaba para sostener semejante organización. Para alegría del Duche, el oro fue para Italia, que jugó con la base del equipo que luego ganaría el Mundial de 1938. Para destacar lo sucedido en los cuartos entre Perú-Austria. Los peruanos remontaron 2 goles de desventaja en los últimos 15 para ponerse 2-2. En el alargue (Perú ganaba 4-2), el publico invadió el terreno de juego y el partido se suspendió. Se ordenó que se vuelva a jugar. Perú rechazó esta decisión y en señal de protesta retiró a toda la delegación olímpica.
Los siguientes campeones fueron: Suecia (Londres 1948), Hungría (Helsinki 1952), con la génesis del equipo subcampeón del mundo de Suiza 1954, y URSS (Melbourne 1956). Para Roma 1960, Argentina volvía a participar con Ernesto Duchini como entrenador y con Carlos Salvador Bilardo, que años más tarde haría historia en el Estudiantes (LP) de Zubeldia. La actuación fue escueta porque la selección no pudo pasar la primera ronda.
En Tokio 1964 Argentina volvió tomar parte de los Juegos Olímpicos. El saldo fue la eliminación en la fase grupos al terminar último con un punto al empatar con Ghana y perder con Túnez. En ese plantel figuraban, entre otros, Agustín Cejas, Roberto Perfumo y Miguel Ángel Tojo. Rumania se quedó con el oro. Los siguientes campeones fueron: Hungría (México DF 1968), Polonia (Múnich 1972), RD Alemania (Montreal 1976) y Checoslovaquia (Moscú 1980). A esta cita debió asistir Argentina después de ganar el Preolímpico de Colombia, pero los militares se sumaron al boicot estadounidense y le arruinaron la posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos.
La lista de campeones continúa así: Francia (Los Ángeles 1984) y URSS (Seúl 1988). En Corea Argentina también participó y quedó eliminado en cuartos ante Brasil por 1-0. En el plantel se encontraban Perico Pérez, Pedro Monzón, Néstor Fabbri, Hernán Díaz, Jorge Comas, Teresa Cancelarich, Luis Islas, Néstor Lorenzo y Carlos Alfaro Moreno. En Barcelona 1992, España ganó su primer título olímpico.
Luego vino Atlanta 1996 y esto ya es historia moderna. Roberto Sensini que no da el paso adelante y Nigeria que festeja por primera vez el oro para un país africano. Los españoles pierden en Sydney 2000 por penales una final que casi tenían en el bolsillo contra Camerún y en Atenas 2004 por fin Argentina rompe el maleficio y se puede colgar la presea dorada con Marcelo Bielsa en el banco, logrando así uno de los títulos que le faltaban al fútbol nacional (el otro es el Mundial Sub-17).
Aunque en sus orígenes se le dio importancia, el fútbol le ha dado la espalda al torneo olímpico por tres razones. La primera es porque el fútbol no necesita de los Juegos Olímpicos para tener difusión. Otro factor puede ser el monetario. Cada federación internacional recibe una determinada cantidad de dinero según las medallas que otorga. Es decir que la FIFA recibe menos plata que el atletismo o la natación porque sólo entrega dos medallas. Para Blatter y compañía lo que reciben del COI es demasiado poco en relación a lo que le deja, por ejemplo, un Mundial.
Es cierto que en el último tiempo la consideración ha ido cambiando y cada vez son más las grandes estrellas que desean vivir una experiencia de participar en los Juegos Olímpicos. En Beijing se podrá ver a Riquelme, Messi, Ronaldhino y varias luminarias más, pero todavía no logra conseguir que ser tenido en cuenta como corresponde.
Las chicas también
Debido a su constante crecimiento se hizo insostenible que el fútbol no tuviera su rama femenina, cosa que se concretó en Atlanta 1996. Como no hubo tiempo para armar las eliminatorias continentales se optó porque ingresaran las mejores 8 selecciones del Mundial de Suecia 1995. La corona quedó para Estados Unidos, una de las potencias, que en la final superó a China 2-1. El primer podio lo completó Noruega. También participaron Brasil, Suecia, Dinamarca, Alemania y Japón.
Para Sydney 2000 tampoco hubo fase clasificatoria. Fueron los 7 mejores más Australia, beneficiado por su condición de local. Noruega fue el campeón porque le ganó a Estados Unidos 3-2 un atrapante partido. Tercero finalizó Alemania, que año siguiente obtendría el primero de sus dos títulos mundiales.
La tercera edición se celebró en Atenas en 2004 y en esta oportunidad si se hizo una ronda previa, aunque con excepciones. Por el lado de la UEFA fueron Suecia y Alemania, finalistas en la Copa del Mundo, y Grecia por ser local. Por Sudamérica Brasil fue elegido a dedo por la Confederación porque era el bicampeón continental y era el campeón de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003. También aumento el número de participantes de 8 a 10.
Con la despedida de Mia Hamm, considerada la mejor jugadora de la historia, Estados Unidos se colgó por segunda ocasión el oro. En la final le ganó 2-1 a Brasil, que de esta manera pudo colgarse su primera medalla olímpica entre las mujeres.
Beijing 2008 marcará el debut de Argentina, que de a poco y con mucho esfuerzo intenta meterse en el plano internacional. La Selección femenina fue el primer combinado nacional que aseguró su presencia en China al ganar sorpresivamente el Sudamericano 2006 en Mar del Plata. Las argentinas quedaron en un grupo muy difícil junto con Canadá, China y Suecia, dos de los candidatos. Brasil, Alemania, Noruega y Estados Unidos son otros firmes aspirantes a las medallas.
Todos los medallistas
París 1900: Gran Bretaña (Oro)/Francia (Plata)/Bélgica (Bronce)
Sta. Louis 1904: Canadá (Oro)/Estados Unidos A (Plata)/Estados Unidos B (Bronce)
Londres 1908: Gran Bretaña (Oro)/Dinamarca (Plata)/Holanda (Bronce)
Estocolmo 1912: Gran Bretaña/Dinamarca (Plata)/Holanda (Bronce)
Amberes 1920: Bélgica (Oro)/España (Plata)/Holanda (Bronce)
París 1924: Uruguay (Oro)/Suiza (Plata)/Suecia (Bronce)
Ámsterdam 1928: Uruguay (Oro)/Argentina (Plata)/Italia (Bronce)
Berlín 1936: Italia (Oro)/Austria (Plata)/Noruega (Bronce)
Londres 1948: Suecia (Oro)/Yugoslavia (Plata)/Dinamarca (Bronce)
Helsinki 1952: Hungría (Oro)/Yugoslavia (Plata)/Suecia (Bronce)
Melbourne 1956: URSS (Oro)/Yugoslavia (Plata)/Bulgaria (Bronce)
Roma 1960: Yugoslavia (Oro)/Dinamarca (Plata)/Hungría (Bronce)
Tokio 1964: Hungría (Oro)/Bulgaria (Plata)/Japón (Bronce)
México DF 1968: Hungría (Oro)/Bulgaria (Plata)/Japón (Bronce)
Munich 1972: Polonia (Oro)/Hungría (Plata)/RD Alemania (Bronce)
Montreal 1976: RD Alemania (Oro)/Polonia (Plata)/URSS (Bronce)
Moscú 1980: Checoslovaquia (Oro)/RD Alemania (Plata)/URSS (Bronce)
Los Ángeles 1984: Francia (Oro)/Brasil (Plata)/Yugoslavia (Bronce)
Seúl 1988: URSS (Oro)/Brasil (Plata)/Alemania (Bronce)
Barcelona 1992: España (Oro)/Polonia (Plata)/Ghana (Bronce)
Atlanta 1996 (hombres): Nigeria (Oro)/Argentina (Plata)/Brasil (Bronce)
Atlanta 1996 (mujeres): Estados Unidos (Oro)/China (Plata)/Noruega (Bronce)
Sydney 2000 (hombres): Camerún (Oro)/España (Plata)/Chile (Bronce)
Sydney 2000 (mujeres): Noruega (Oro)/Estados Unidos (Plata)/Alemania (Bronce)
Atenas 2004 (hombres) : Argentina (Oro)/Paraguay (Plata)/Italia (Bronce)
Atenas 2004 (mujeres): Estados Unidos (Oro)/Brasil (Plata)/Alemania (Bronce)

Foto 1: Los capitanes de las selecciones que ganaron medallas en Londres 1948.
Foto 2: Nigeria en Atlanta 1996 se convierte en el primer campeón Olímpico africano.
Foto 3: Partido entre Alemania y China en Atenas 2004.