Peter Buckley fue uno de los tantos boxeadores que desarrolló su carrera lejos de las grandes luces de Las Vegas, Nueva York o Europa. Nunca soñó con el ganar el título del mundo. Quizás tampoco se lo haya propuesto. Sin cinturones de ninguna de las infinitas entidades que existen en el boxeo, este inglés de 39 años se ganó a fuerza de golpes un lugar en la historia. Pero no por los que dio, sino por los que recibió, que lo llevaron a convertirse en púgil con peor récord profesional. Con un total de 300 peleas en su haber ganó 32 (8 KO), perdió 256 y empató en 12 oportunidades. El 31 de octubre pasado se retiró. Irónicamente lo hizo con un triunfo.
Es normal ver a muchos boxeadores que cuando llegan al estrellato se olvidan de los entrenamientos y, quizás por estar mal rodeados, dedican su vida a los placeres que entrega el éxito. Se dan cuenta del error cuando besan la lona. Burckley era todo lo contrario. Estaba siempre en un gimnasio y dispuesto a subirse a un ring en cualquier momento. «Si llamas a un albañil para que haga una pared, ¿te pide tres semanas para prepararse?», decía quien debutó en el campo rentado el 10 de abril de 1989 con un duelo que terminó en empate ante Alan Baldwin. «Si me invitan a pelear con 2 horas de antelación digo que si», agregaba el nacido en Birmingham el 9 de marzo de 1969.
Perder se había convertido en algo rutinario para Buckley, quien se representaba a si mismo y que, según él, su fuerte era la defensa. De sus últimos 87 combates había caído en 85 y el resto terminaron igualados. Cortó la racha en su combate despedida, cuando por puntos venció a Ronnie Stephenson, con quien ya había perdido anteriormente. La última vez que un árbitro le había levantado la mano fue el 20 de octubre de 2003. A pesar de estás reiteradas caídas y frustraciones el británico nunca se dio por vencido porque para él el deporte era todo, principalmente porque le salvó la vida.
«El boxeo me ha dado buenas vacaciones, una casa, un coche y mi mujer y mi hija viven bien. Pero no he boxeado por dinero. El boxeo me evitó ir a la cárcel. Mi hermano Johnny, que murió, entraba y salía constantemente de prisión. Dos sobrinos míos cumplen condena. Muchos de mis amigos de infancia también están presos. El boxeo me sirvió para respetar a los demás y para respetarme a mí mismo», afirmaba en una entrevista días antes de su de adiós a los cuadriláteros.
Su cuerpo, que pasó con éxito innumerables pruebas físicas, ha sentido el poder de los puños de varios rivales que tiempo más tarde se quedarían con algún cetro, ya sea de Gran Bretaña, del Commonwealth, de Europa, Internacional o Mundial. Los más conocidos fueron el británico Naseem El Príncipe Hamed y el brasilero Arcelino Popo Freitas. Lo más cerca que estuvo de ponerse un cinturón de campeón con cierta relevancia fue en una sola ocasión contra Harald Geler en Austria por el título intercontinental Welter de la Word Boxing Association (WBA). Como no podía ser de otra manera perdió en las tarjetas.
Luego de 6 rounds en el Aston Villa Events Center de su ciudad natal el árbitro Shaun Messer fue el encargado de hacer lo que pocos pudieron: declarar ganador de un combate a Buckley, que festejó la victoria junto con su familia como si hubiera sido un campeonato del mundo. De algún modo lo fue para este luchador en todo el sentido de la palabra que casi sin querer se convirtió en una leyenda de la otra historia del boxeo.
Foto: Peter Buckley recibiendo un reconocimiento por su peculiar carrera al estrellato.
Fuentes/Artículos relacionados
El peor boxeador del mundo se retirará con honor (Marca)
Todas las peleas de Peter Buckley
Entrada en Wikipedia (inglés)
Videos
Entrevista a Peter Buckley 1 (inglés)
Entrevista a Peter Buckley 2 (inglés)