El barón von Cramm

Los años 30 fueron tiempos románticos para el tenis. Las raquetas de madera, el caballerismo, el color blanco y la elegancia de los jugadores, tanto a la hora de vestir como de jugar, marcaban la escena de una actividad meramente amateur y en la cual el profesionalismo era mala palabra. Sobre todo en la segunda mitad de la década los dominadores del circuito eran el estadounidense Don Budge, el británico Fred Perry y el alemán Gottfried vom Cramm, que durante el mejor momento de su carrera tuvo que lidiar con el nazismo.

El barón Gottfried Alexander Maximilian Walter Kurt von Cramm, tal el nombre original que le pusieron sus padres cuando llegó al mundo el 7 de julio de 1909 en Nettlinger, una localidad de la Baja Sajonia, fue el tercero de 7 hermanos de una familia con una larga prosapia dentro de la nobleza germana y cuyas raíces se remontaban al siglo XVII. El deseo de sus progenitores era que siguiera una carrera diplomática.

Se trasladó a Berlín y dividía el tiempo entre el estudio y el deporte en el Rot-Weiss Tennis Club. Hasta que llegó el momento de decidir y sin dudarlo, quizás porque tampoco tenía una necesidad económica, se inclinó para el lado de las raquetas. No se equivocó. Entre 1934 y 1937 disputó 8 finales entre Wimbledon, Roland Garros y el US Championships (actual US Open). Se quedó con el Abierto de Francia en 1934 y 1936.

Vom Cramm puede ser considerado el mejor tenista de la historia que jamás ganó Wimbledon. Llegó a la final en 3 ocasiones (1935, 1936 y 1937). Cayó en dos oportunidades ante Perry, el último británico que levantó la copa en el mítico césped inglés. Al primer enfrentamiento llegó con una lesión porque en el camino al club el taxi en que viajaba sufrió un accidente. La última fue ante Budge, su gran amigo y rival. “Es el tenista con menos suerte que he conocido”, escribió en sus memorias el ganador de 6 Grand Slam cuando se refirió al alemán.

Cuando el nazismo tomó el poder en Alemania los líderes vieron en von Cramm, que solía renegar de su linaje y prefería no anteponer el «barón» antes del nombre, una figura perfecta para propagar las ideas racistas. Principalmente porque era ario y exitoso. Había 2 detalles no menores: cuando estaba en el exterior no perdía oportunidad de criticar al gobierno y, además, era homosexual.

Von Cramm, el segundo desde la izquierda, transvestido. (A Terrible Splendor)

Siguió jugando porque sabía que su familia y sus amigos corrían peligro, aunque muchos de ellos ya estában detenidos en campos de concentración.  Todo cambió en una fatídica serie de Copa Davis en 1936. Por aquellos años se disputaba la llamada Interzona, cuyo ganador desafiaba al campeón del año anterior en la denominada Challenge Round. En esa temporada los que buscaban destronar a Gran Bretaña eran Estados Unidos y Alemania. Para Adolf Hitler era fundamental que el conjunto germano venciera a sus grandes enemigos y para ello von Cramm era una pieza importante.

Al último día de competencia la serie estaba empatada 2-2. La responsabilidad de cerrar el match recayó sobre Budge y von Cramm, rivalidad que puede compararse con la de Nadal y Federer. En las tribunas del Court Central de Wimbledon había un sinfín de personalidades. Se encontraban, entre otros, la Reina Mary de Gran Bretaña, Joachim von Ribbentrop, el embajador teutón, y Hans von Tschammer und Osten, ministro de deportes de Alemania. Cubriendo el partido estaba Ed Sulivan, el mismo que en los 60 presentó en su programa de televisión a The Beatles cuando visitaron Nueva York por primera vez.

Segundos antes que los jugadores salieran a la cancha von Cramm recibió un llamado “importante”, según le informaron. En principio se negó a atender, pero le insistieron. Nunca se supo que se habló en esa conversación y el único testigo fue Budge que sólo escuchó que su oponente contestó antes de cortar “Ja, mein Führer”. Se supone que del otro lado de la línea estaba Hitler.

Dejando de lado cualquier presión externa protagonizaron un partido emotivo y tensionante, que tranquilamente puede ser considerado como uno de los mejores de la historia. Von Cramm se adelantó 2-0 en sets. Budge descontó la diferencia y forzó a un quinto y definitivo set. El germano se puso arriba 4-1 y parecía encaminarse a la victoria. El estadounidense, hijo de un ex futbolista de Rangers Glasgow de Escocia, empató el parcial. La tensión se sentía en el ambiente. Después de 5 match points, Budge cerró a su favor el luchado encuentro.

“Don, este uno de los mejores partidos que jugué en mi vida. Estoy muy contento de haber jugado contra vos. Felicitaciones”, le dijo von Cramm al ganador tras haber perdido el choque más importante de su vida, en una muestra de su caballerismo, una de las cualidades que más se le destacaba. No sabía que por culpa de esta derrota lo peor estaba por venir.

Von Cramm (izquierda) y Budge ingresan al Court Central de Wimbledon para definir la serie de Copa Davis entre Alemania y Estados Unidos. (A Terrible Splendor)

Desde Londres partió rumbo a Estados Unidos. En Forest Hills disputó la final del US Championships y junto con Henner Henkel, habitual compañero de dobles, salieron campeones del US Doubles Championships en Boston. El periplo siguió por Los Angeles, en donde estuvo involucrado en una protesta anti nazi dirigida por el actor Groucho Marx.  Luego se fue a Sydney para jugar una exhibición contra Budge. Cada vez que pudo criticó al Tercer Reich.

Hitler y compañía no habían digerido la derrota en la Copa Davis y no estaban dispuestos a seguir tolerando nuevos actos de rebeldía por parte del que ellos calificaron como “el mejor embajador de Alemania”. Un rato después de arribado al castillo de la familia tras el periplo mundial, una de las mucamas anunció que en la puerta esperaban “dos caballeros del gobierno”. Eran agentes de la Gestapo.

Sin mediar palabra lo detuvieron y lo trasladaron a la cárcel de Moabit en Berlín por “irregularidades sexuales” a raíz de una supuesta relación amorosa con el actor judío Manasse Herbet, al que conoció en 1931 en la liberal noche berlinesa. Ni siquiera el peso del apellido pudo detener el juicio que lo condenó a 1 año de servicio en la prisión de Lehrterstrasse. En Alemania ningún diario dio la noticia.

En Estados Unidos Budge lideró un movimiento para pedir la liberación de von Cramm con una petición firmada por varios de los atletas más destacados de la época. Luego de 5 meses de arresto el barón fue liberado. Se instaló en Suecia, junto con su amigo, aunque siempre se rumoreó que fueron más que amigos, el Rey Gustav de Suecia, un fanático del tenis.

Durante junio de 1939 retornó a la competencia. Lo hizo ganando el tradicional torneo de Queen’s en Londres, que históricamente sirvió como preparación para Wimbledon. Jugó como en los mejores tiempos. En la final venció al joven estadounidense Bobby Riggs por 6-0 y 6-1. Parecía que por fin se iba a sacar la espina de quedarse con Wimbledon ya que Perry y Budge se habían pasado al profesionalismo y no podían jugar. Una vez más se quedó con las ganas. Por ser un ex convicto la organización no le permitió disputar el certamen, que, irónicamente, fue ganado por Riggs. Lo mismo sucedió con el US Championships.

Meses más tarde Alemania invadió Polonia y estalló la Segunda Guerra Mundial. Von Cramm, que se oponía al nazismo, pero era un leal alemán, se sumó al ejercito de su país. En un principio quedó como reserva pero después fue enviado al frente como sargento en el regimiento que buscaba llegar a Moscú. Von Cramm anticipó el triunfo del Ejército Rojo. No lo escucharon. Las tropas soviéticas y, sobre todo, el frío fueron enemigos demasiados fuertes para los invasores.

Von Cramm se fuerza para sonreir ante Hitler y los altos mandos nazis. (A Terrible Splendor)

En el frente sufrió mucho con las piernas a causa de las extremas temperaturas a las que se expuso. Por ello estuvo internado en Varsovia. De esta etapa hay muy pocos datos porque von Cramm jamás se quiso referir a ella. Pese a las dudas que habían en torno de su figura desde los altos mandos, recibió la Cruz de Hierro como condecoración.

“Mi tío fue uno de los 500 aristócratas deshonrado y que Hitler dejó sin cargo en 1942. Se sabía que él estaba en contra del régimen Nazi. También que se mantenía en contacto con los líderes de la resistencia y se sospechaba que era uno de los que estaba involucrado en el plan para asesinar a Hitler. Lo único que salvó su vida fue que era amigo del Rey de Suecia y Hitler buscaba hacer negocios con Suecia y sabía que mi tío era importante”, le contó a Sport IllustratedBurghard von Cramm, sobrino del tenista.

Durante el último tramo de la Segunda Guerra dividió el tiempo entre el castillo de Bodenburg y Suecia. Un día en las cercanías de su hogar en Alemania se encontró a un piloto estadounidense mal herido, al que inmediatamente socorrió. “¿Por qué me ayuda?”, preguntó el sorprendido soldado “Alguna vez jugué al tenis con Don Budge”, contestó. “Ahh… entonces usted debe ser von Cramm”, replicó el lastimado. Después de mucho tiempo y de todo lo que había pasado en su vida el nombre de von Cramm seguía vinculado al tenis.

Terminado el conflicto bélico colaboró en la reconstrucción del Rot Weiss Tennis Club y ayudó económicamente a Kai Lund, un viejo compañero de dobles que había perdido una pierna durante la guerra. También volvió a los courts. En 1949 visitó por última vez Wimbledon. En primera ronda perdió dando pelea con Jaroslav Drobny, una de las jóvenes promesas del momento. No era el mismo que en sus tiempos de gloria, pero von Cramm todavía tenía un buen nivel. Ganó el campeonato de Alemania en 1948, 1949 y 1951, este último ya con 42 años.

Se casó por sexta vez. En esta ocasión con Barbara Hutton, una de las mujeres más ricas del mundo ex esposa del actor Cary Grant, el playboy dominicano Porfirio Rubirosa y el príncipe de Laos Raymond Doan Vinh. El rumor indica que esta unión, que se extendió por 5 años, fue porque von Cramm quería ayudar a su amiga a salir de la adicción a las drogas y el alcohol.

Ya retirado del tenis competitivo se dedicó al mundo de los negocios. A diferencia de Perry o Rene Lacoste, que usaron sus nombres en marcas de ropa, abrió una empresa de importación y exportación con sede en Hamburgo, uno de los puertos más importantes de Europa. Por este nuevo emprendimiento viajaba regularmente a Egipcio.

Von Cramm solía decir que no quería morir en un hospital. El deseo se le cumplió. En 1976 mientras viajaba desde El Cairo hasta Alexandria el auto en el que se trasladaba chocó con un camión que venía por el carril contrario y despistó. El chofer murió en el acto y von Cramm falleció en la ambulancia.

Actualmente su memoria se mantiene viva en la calle de ingreso al club de donde surgió. Además en 2004 la Federación Alemana donó a la Federación Internacional la Copa Von Cramm, torneo reservado para mayores de 60 años que se pone en juego todos los años. Sin dudas von Cramm marcó una época en la historia del tenis, no sólo por lo que hizo dentro de las canchas, sino también por lo que hizo fuera de ellas.

Fuentes/Links relacionados

Baron Of The Court (Sports Illustreited)

Deep Tennis: The Good-Time ’30s (tennis.com)

Game, set and Nazis (The Scotman)

Von Cramm, el tenista perseguido (El Deporte es Historia)

Quién fue… Gottfried von Cramm (La web de los deportistas olvidados)

Sport: Champions at Forest Hills (Time Magazine)

Von Cramm en la tapa de la revista Time (time.com)

A Terrible Splendor (Sitio del libro que se centra en la serie de Copa Davis de 1936)

Historia de la familia Von Cramm (En inglés)

Von Cramm Cup (International Tennis Federation)

Von Cramm & Co.

El caso Sifford

Entre 1934 y 1961 la Professional Golfers Association (PGA) de Estados Unidos estipulaba en su reglamento interno que sólo los jugadores de origen caucásicos podían ser miembros de la entidad que regula el PGA Tour, el circuito de golf más importante del mundo. A la enmienda se la conocía como Caucasian only clause. Esto era una parte más de la discriminación legalizada que durante muchos años afectó a los negros en varios aspectos de las sociedad estadounidense. El gran  quiebre se produjo con la aparición de Charlie Sifford, quien con todo en contra pudo vencer al racismo que lo rodeaba.

La lucha para que los afroamericanos lograran un espacio en una actividad dominada por blancos es de larga data. John Shippen es el pionero. Disputó el US Open en 5 ocasiones (1896-1900) y es considerado el primer negro profesional. Ya bien entrado el Siglo XX Joe Louis, uno de los grandes campeones de los pesos pesados, cambió los guantes de box por los palos. Quizás por la importancia de su nombre, sin ser miembro de la PGA pudo disputar algunos torneos de la gira, siendo el primero en su raza en conseguirlo. La gran diferencia con sus antecesores fue que Sifford dio un paso que tuvo una importancia más social que deportiva.

El protagonista de esta historia nació en junio de 1922 en Charlotte, North Caroline, en el seno de una familia de clase trabajadora. A los 13 años no sólo empezó a fumar habanos, los cuales serían una marca registrada durante sus años como jugador, sino que también se acercó al golf como caddie en el Caroline Golf and Country Club. Los lunes, único día permitido para que los caddies usaran el campo, pedía prestados palos y salía a jugar. Así fue descubriendo los secretos del juego.

Sifford inició su camino como profesional en 1948 dentro de la United Golf Association (UGA), una pequeña entidad nacida en 1926 que nucleaba mayormente a jugadores negros, aunque también participaban blancos, muchos de ellos que no habían hecho méritos para tener un lugar en el exigente PGA Tour. Tras ganar su primer título en 1951, Sifford se convirtió en una de las estrellas, en especial por haber obtenido 6 veces consecutivas el UGA National Negro Open, el certamen más prestigioso de este circuito alternativo.

Joe Louis (izquierda) y Charlie Sifford (derecha) con su tradicional habano.

Paralelamente, y por recomendación de Louis, durante 10 años fue ayudante personal, caddie y profesor de Billy Eckstine, un exitoso jazzista al que apodaban El Sinatra Negro. Ganaba alrededor de 150 dólares por semana más viáticos, lo que en ese momento era un muy buen sueldo. La relación de Eckstine con el golf parecía ser más por snobismo que por otra cosa, o por lo menos así lo dio a entender Sifford a la revista Golf Digest: “tenía mucho ritmo, pero su habilidad musical no la llevó al golf”.

Otra vez las influencias de Louis cumplieron un papel importante porque este le consiguió una invitación para el Phoenix Open de 1952, lo que fue su primer acercamiento al PGA Tour. También participó en varios campeonatos que no integraban el circuito estadounidense, pero contaban con un reconocimiento parcial de la PGA. Dentro de estos certámenes semi oficiales la actuación más destacada la registró en 1957 cuando logró el Long Beach Open.

Un personaje clave fue Stanley Mosk, un reconocido jurista que luchó por los derechos civiles en Estados Unidos y que llegó a ser un histórico miembro de la Corte Suprema del Estado de California. En 1958, cuando todavía ostentaba el cargo de Procurador General de California, Mosk, que tenían peleas constantes instituciones de corte tradicionalista, recibió una carta firmada por Sifford explicándole que estaba en condiciones de ser miembro de la PGA. Lo único que se lo impedía era la Caucasian only clause.

Sifford desde los campos de golf y Mosk desde los escritorios estaban decididos a terminar con el apartheid en el golf. En la presión hacía la PGA también cumplió un papel importante la National Association for the Adbancement of Colored People (NAACP). Tanta insistencia tuvo su premio: en 1961 la PGA eliminó la Caucasian only clause.

La legalidad indicaba una cosa pero la practica mostraba otra diferente. Durante algún tiempo la conflictiva clausula siguió teniendo una aceptación tácita porque en algunos clubes o torneos no permitían el ingreso de negros. Sifford, por ejemplo, jamás pudo jugar The Masters, probablemente el Major más complicado por la dificultad que presenta el campo del Augusta National Club. “The Masters en general no quería negros y especialmente a mi. Cuando estaba en el PGA Tour una cosa era segura: sin importar lo que hiciera nunca me invitarían a Augusta”, recuerda quien ganó un sólo título entre los veteranos. Recién en 1975 Lee Elder se convirtió en el primer negro en disputar este tradicional certamen.

Sifford festejando el título en Los Angeles (golf.com)

Para colmo debía soportar humillaciones de todo tipo. Varias veces llegaba al club y se encontraba que le habían cerrado el vestuario y se tenía que cambiar en el estacionamiento, en otras ocasiones desde el público le gritaban con tono despectivo “nice shot black guy” (buen tiro chico negro) o se topaba con la desagradable sorpresa que le habían tapado el hoyo con caca.

El PGA Tour encontró a Sifford con 38 años en un buen nivel competitivo, aunque lejos de su mejor momento. Esto fue algo que el golfista siempre lamentó. Solamente pudo alcanzar 2 títulos: Hartford (1967) y Los Angeles (1969), este último uno de los campeonatos más importantes del circuito. Durante la semana posterior a la conquista de la segunda corona a su casa llegaron más de 200 cartas de chicos negros que le contaban que su triunfo los había inspirado a jugar golf.

Actualmente la PGA intenta, o por lo menos es lo que muestra, lavar las culpas de aquella época nefasta. En 2009 Louis, Ted Rhodes y Bill Spiller, contemporáneos a Sifford, fueron reconocidos como miembros post morten de la PGA. En tanto Sifford es por el momento el único negro que forma parte del Hall of Fame del golf. Además, desde la PGA se dirige un programa llamado The First Tee, que busca llevar el golf a chicos de menos recursos.

A casi 50 años de la desaparición de la Caucasian only clause irónicamente el golf en Estados Unidos necesita de un afroamericano como Tiger Woods, con o sin escándalos mediáticos de por medio, para sostener el negocio. La figura del número 1 del ránking mundial atrae sponsors, agota entradas rápidamente y hace que los raitings televisivos alcancen niveles muy altos. Cuando él no juega el panorama es desolador.

En buena medida todo esto es gracias al trabajo realizado especialmente por Sifford, al que se lo suele incluir entre aquellos que desde el deporte rompieron con las barreras raciales en Estados Unidos.

Fuentes/Links relacionados

My Shot: Dr. Charlie Sifford (Golf Digest)

At 86, Sifford still making a difference (ESPN)

«Los peces no piden autografos» (La Nación)

Call Back the Years (Sports Illustreited)

PGA of America bestows membership on African-American pioneers (pga.com)

The Tour’s fear of carts is the same form of bigotry that caused the Caucasian-only clause (Sports Illustreited)

To be the 1st Black into the World Golf Hall of Fame (afrogolf.com)

Golf Channel to feature ‘Uneven Fairways’ (blackathlete.net)

Sifford inspires as more blacks sought in pro golf ranks (US Today)

Tiger still only black golfer on PGA Tour (nbc.com)

Honoring Dr. King’s legacy through golf (pga.com)

La vida de Charlie Sifford en fotos (golf.com)

Sitio dedicado al golf negro