La victoria de Richard Williams sobre Karl Behr por 6-2, 6-2 y 7-5 en los cuartos de final de la edición 1914 del US National Championships (actual US Open) no figura entre los resultados más memorables de este Grand Slam. A simple vista lo único para destacar es que el ganador fue campeón del torneo, pero detrás de los protagonistas se esconde una historia en común: dos años antes ambos tenistas salieron vivos del hundimiento del Titanic.
Williams nació en Ginebra, Suiza, ciudad a donde se trasladó su padre Charles, abogado y pariente lejano de Benjamin Franklin, por cuestiones de salud. Richard, apodado Dick, registró una exitosa carrera como juvenil que le sirvió como impulso para irse a jugar a Estados Unidos antes de comenzar los estudios en la Universidad de Harvard.
Padre e hijo abordaron el Titanic en Cherbourg, Francia, segunda parada en el trayecto que comenzó en Southampton, Inglaterra, y que debía finalizar en Nueva York. Estuvieron muy cerca de perder el barco porque en París bajaron en la estación equivocada. Pese al retraso llegaron a tiempo y ocuparon la habituación que tenían reservada en primera clase.
Curiosamente en la localidad francesa Behr también subió al tristemente célebre transatlántico y se ubicó en un camarote cercano al de los Williams, a quienes no conocía. Este empresario neoyorquino, en 1907 integrante del equipo estadounidense subcampeón de la Copa Davis y finalista del doble en Wimbledon, se encontraba en Europa con fines románticos.
Con la excusa de negocios llevó de paseo a su novia Helen Newsom, amiga de su hermana menor Gertrudis, por Europa y el Norte de África. Los acompañaron Sallie y Richard Beckwith, madre y padrastro de Helen, respectivamente. Behr tenía la misión de convencerlos que la diferencia de edad (ella 19, él 26) no era impedimento para ser considerado el candidato ideal para la joven. La vuelta a casa en el viaje inaugural del enorme e híper promocionado Titanic era el último paso para lograr la aprobación definitiva de la relación.
El Titanic, el barco más lujoso y moderno del momento.
La noche del 14 de abril de 1912 el apacible crucero en el que viajaban alrededor de 2207 personas, entre los que se encontraban desde inmigrantes irlandeses que iban a Estados Unidos en busca de una vida mejor hasta varios de los personajes más prominentes de la época (actores, empresarios, políticos, etc), se convirtió en una pesadilla. Cerca de la medianoche la tripulación divisó un iceberg y no hubo tiempo para cambiar el rumbo de la gigantesca nave. El impacto contra el bloque de hielo produjo un daño irreparable.
Nadie imaginaba que semejante y lujosa mole de hierro que surcaba con soberbia el Océano Atlántico podía naufragar. “En nuestras cabezas la idea que el Titanic se hundiera era absurda”, recordó Behr. Mientras el caos empezaba a reinar Charles, que tiempo atrás había estado en una situación similar, sostenía que la embarcación se podía mantener a flote entre 12 y 15 horas, tiempo suficiente para un rescate.
Cuando comenzó la evacuación Behr escapó en el segundo bote salvavidas junto a Helen, Sallie y Beckwith, entre otros pasajeros. Tiempo después al tenista lo acusaron de no haber cumplido con la premisa de primero mujeres y niños. Behr se defendía diciendo que una de las ocupantes pidió que las acompañaran hombres para remar. Bruce Ismay, director de White Star Lines, empresa propietaria del Titanic y señalado como uno de los responsables de la catástrofe, dio el visto bueno para que Behr y Beckwith se subieran.
Los Williams, que rescataron a un pasajero que había quedado atrapado en el bar, al cual salvaron rompiendo una puerta, hecho que generó el enojo de un comisario de abordo que amenazó con cobrarles el arreglo, se escaparon a último momento. Cuando estaban por tirarse al agua una de las chimeneas se desprendió y mató a Charles. Richard, en cambio, cayó al océano. Quedó flotando en una barcaza con otras 30 personas, de las cuales 19 murieron de frío. Sobrevivió durante varias horas con el agua helada hasta la cintura.
El Titanic, que cumplía con todas las normas de seguridad exigidas, pero no contaba con suficientes botes de rescate, se terminó de hundir a las 2:20 de la madrugada y recién a las 4 apareció el HMS Carpathia, que recibió el pedido de ayuda pasada la medianoche y se encargó de rescatar a los náufragos. Una vez a resguardo un médico revisó a un Williams al borde del colapso y constató que sufría hipotermia en las piernas. Recomendó amputarlas, propuesta que fue tajantemente rechazada. “Las voy a necesitar”, respondió Dick con mucha lucidez.
Mientras tanto Behr, que no había sufrido ningún problema físico, colaboraba con la asistencia y la organización de los rescatados, a los que les aconsejó que cuando llegaran a Nueva York no hablaran con la prensa. Tuvo activa participación en marchas y en juicios que iniciaron los damnificados. Según cuenta la familia, vivía con culpa por no haber podido rescatar a más gente.
Durante aquellos 4 duros y complicados días a bordo del HMS Carpathia los tenistas finalmente se conocieron. En sus memorias ambos escribieron acerca del encuentro. Williams indicó que Behr fue particularmente agradable con él; Behr, en cambio, destacó que Dick “tuvo una horrorosa experiencia en el agua”.
Ya en tierra cada uno siguió su camino. Williams se fue a vivir con un tío y continuó la dolorosa recuperación que había comenzado en el Carpathia. Increíblemente semanas más tarde, todavía con secuelas en el cuerpo, retornó a las canchas con éxito. El primer torneo en el que participó fue el Pennsylvania State Championships y lo ganó. Durante el campeonato eliminó a un joven Bill Tilden, quien una década más tarde se convirtió en el dominador del tenis mundial. Cuatro meses después fue campeón del doble mixto en el US National Championships. Para sorpresa de todos Dick terminó el verano ubicado segundo en el ránking de Estados Unidos.
Williams, de traje, junto con Behr, el tercero desde la izquierda. (Corbis)
Behr, por su parte, terminó de consolidar la relación con Helen y en 1913 se casaron. Los medios sensacionalistas los bautizaron como “la pareja del Titanic” porque afirmaban que la propuesta de matrimonio se produjo en el bote salvavidas. Sus descendientes niegan que esto haya ocurrido.
El Longwood Cricket Club es famoso porque en 1900 Estados Unidos y Gran Bretaña disputaron la serie que marcó el nacimiento de la Copa Davis. El 16 de julio de 1912 una de las canchas de césped de este club de Boston fue testigo del primer partido entre Williams y Behr. Por la cuarta ronda del Longwood Bowl el suizo, luego nacionalizado estadounidense, se impuso 0-6, 7-9, 6-2, 6-1 y 6-4.
A parte del encuentro ya mencionado en el US National Championships, al menos volvieron a jugar en 2 oportunidades más. Como si fuera un tema tabú, raramente en las crónicas de la época se hacía referencia a la situación límite que les tocó vivir en el Titanic.
Mientras Behr se iba alejando cada vez más del tenis y volcándose a los negocios, Williams transitaba el camino que lo llevó a ser número 1 de Estados Unidos y 4 del mundo. Entre los logros más importantes se destacan el US National Championships como singlista en 1914 y 1916 y como doblista en 1925 y 1926 y el doble de Wimbledon en 1920. En los Juegos Olímpicos de París 1924 integró la última pareja de doble mixto campeona olímpica.
La Copa Davis fue otro terreno en el cual Williams sobresalió. Integró el cuarteto de Estados Unidos que en la final de 1913 venció 3-2 a Gran Bretaña en Worple Road, antigua sede de Wimbledon. A partir de 1921 capitaneó al equipo estadounidense que dominó la competencia entre ese año y 1926 con Tilden como estrella. En algunas series cumplió el doble rol de capitán y jugador.
Todos estos logros sirvieron para que en 1957 fuera incluido en el Salón de la Fama del tenis, mismo honor que recibió Behr, que llegó a ser número 3 de Estados Unidos, pero en 1969.
Especialmente Williams siempre fue reticente a referirse sobre la tragedia del Titanic, incluso en el círculo más íntimo. “No quería publicidad”, contó el periodista e historiador Bud Collins, que en reiteradas ocasiones charló con quien fue uno de los 712 supervivientes y que falleció en 1968.
A Williams y a Behr no sólo los unía haber sido contemporáneos en las canchas de tenis, sino que además sus vidas quedaron marcadas a fuego por haber sobrevivido a una de las tragedias más famosas del último siglo.
Recreación virtual del hundimiento del Titanic. (National Geographic)
Fuentes/Links relacionados
Perfil de Richard Williams (Salón de la Fama del Tenis)
Perfil de Karl Behr (Salón de la Fama del Tenis)
Karl Howell Behr (Encyclopedia Titanica)
Richard Norris II Williams (Encyclopedia Titanica)
Récord de Richard Williams en la Copa Davis (daviscup.com)
Récord de Karl Behr en la Copa Davis (daviscup.com)
Tennis Was Easy After The Titanic (Sports Illustrated)
Unsinkable (Sports Illustrated)
Tenis y Titanic (atpworldtour.com)