Parte 1 (resumen)
En una Sudáfrica en donde el racismo era moneda corriente a raíz de Apartheid, lo que trajo, entre otras consecuencias, el no poder competir internacionalmente en ningún deporte, el cricket encontró la manera de burlar la prohibición con los llamados Rebel Tour. Estos consistían en armar a fuerza de mucho dinero, aportado mayormente por el Estado, equipos ficticios para jugar contra la selección local. En 1982 un conjunto inglés protagonizó la primera gira rebelde.
Capítulo 2: Heridas que no cierran
En Sri Lanka Bandula Warnapura era visto como un héroe nacional. Había sido el capitán de la selección en una histórica serie ante Inglaterra, pero esa veneración la terminó dilapidando cuando lideró a 14 jugadores que formaron un equipo denominado Arosa Sri Lanka que marcó a sus participantes y que dejó secuelas que aún perduran.
La gira en todo sentido fue un desastre. El combinado ceilandés, que jugó en paralelo mientras en Zimbabwe se presentaba la selección oficial, perdió en las 6 presentaciones y nunca estuvo a la altura de las circunstancias. Esto perjudicó a la organización y el bajo nivel de los partidos le hizo perder mucho dinero.
Una vez terminada la aventura, que se tuvo lugar a fines de 1982, sus participantes recibieron una pena de 9 años en la que se les impedía tener cualquier tipo de vinculación con el cricket. De esta manera, quedaron totalmente marginados.
Equipo de Sri Lanka que realizó el Rebel Tour de 1982.
Era un hecho que sus carreras estaban acabadas, pero la vida debía seguir y no fue tan fácil en una sociedad que los rechazaba y los acusaba de traición a la raza. Con el dinero ganado en Sudáfrica los jugadores se compraron casas nuevas, aunque también quedaron desocupados y la falta de trabajo trajo consecuencias. Anura Ranasinghe, integrante de aquel equipo, sufrió depresión y cayó en el alcoholismo.
Ya cumplida la sanción, Warnapura, al que se acusa de haber organizado el viaje, todavía siente que es perseguido injustamente: “En una sociedad normal, cuando uno cumple la pena, es perdonado, incluso un criminal que estuvo en la cárcel. Pero los jugadores que fuimos a Sudáfrica seguimos sufriendo aunque el período de prohibición se ha terminado. Eso es triste”.
Warnapura sostiene que hubo exigencias de la dirigencia para realizar el tour y que los reales promotores “salieron sin un rasguño” y hoy ocupan cargos importantes en la federación. También prometió publicar un libro contando toda su verdad y mostrando documentos que abalan sus dichos.
Con o sin presiones externas, lo cierto es que aquella experiencia en Sudáfrica dejó heridas abiertas que ni siquiera el paso del tiempo ha podido cerrar.
Capitulo 3: Bastardos sin gloria
Entre las muchas historias que se desprenden de los Rebel Tours quizás la más dramática la entregue West Indies, representativo que nuclea a varias ex colonias británicas del Caribe. En el verano de 1983 se conformó un combinado que produjo un fuerte impacto entre los sudafricanos ya que todos sus integrantes eran negros. Paralelamente, en casa los esperaba el oprobio y una dura condena social.
El 6 de enero de 1983 Allan Rae, presidente de la West Indies Cricket Council, elogió públicamente a los jugadores por negarse a ir a Sudáfrica. No sabía que mientras decía esto a sus espaldas Lawrence Rowe, capitán de la selección, en secreto ultimaba detalles para 5 días más tarde emprender con el resto de sus compañeros rebeldes una gira de 8 amistosos en suelo sudafricano.
“Tal vez, como hacen un largo viaje a Johannesburgo, los jugadores puedan reflexionar sobre el hecho que de haber nacido en Soweto y no en Saint Peter, en Ciudad del Cabo y no en Spanish Town, su talento deportivo jamás habría visto la luz del día”, editorializó el Barbados Daily Town que, pese a la crítica, fue el único diario que no boicoteó la gira.
Una vez llegados al aeropuerto de Johannesburgo alrededor de 100 personas recibieron a la delegación. En un costado, casi escondidos, tres negros sostenían un cartel con un mensaje que resumía lo que estaba pasando en el país: “Primero libertad, cricket después”.
Ciudad del Cabo acogió el partido que abrió la serie. En el ambiente del estadio había mucha tensión porque se avecinaba un duelo entre un equipo compuesto por negros y otro por blancos, lo cual resultaba extraño para el público. “La mayoría de los hinchas eran blancos, los negros limpiaban las tribunas. Temíamos por los objetos que nos pudieran lanzar o alguna golpiza. Yo estaba muy tenso”, reconoció Franklyn Stephenson, quien disputó aquel encuentro.
Continúa Stephenson: “En un momento un chico me convido una Coca Cola. Me negué. Regresó más tarde y acepté. Tomé de la botella y al rato había unos 15 chicos ofreciéndome bebida. Fue conmovedor”. Ese simple acto de aceptar una Coca Cola significó un quiebre. Una barrera había caído.
De repente los jugadores de West Indies consiguieron ser aceptados en ámbitos en donde los negros sudafricanos no tenían acceso. “En Port Elizabeth un tipo alto, blanco, me llevó a un supermercado para blancos. Se volvieron un montón de cabezas. Llegue al mostrador y la señora me pidió que firmara algo. En ese momento todo el mundo detuvo su trabajo y corrió hacía mi para pedirme un autógrafo”, rememoró Stephenson.
Stephenson protagonista de una imagen rara en la Sudáfrica del Apartheid: un negro firmando autógrafos. (cricketinfo.com)
El tour tuvo dos momentos significativos: uno fue cuando los jugadores visitaron Soweto y dieron una clínica para chicos del lugar; el otro fue la presentación en Barea Park de Pretoria, el corazón del Apartheid.
Mientras tanto las críticas seguían: “Yo sé que algunos de ellos están sin trabajo, pero el dinero no es todo en la vida”, expresó el ex capitán de West Indies Clive Lloyd. También estaban los defensores: “Algo está muy mal cuando hombres que viven en casas de cristal, que manejan un Mercedes con aire acondicionado, comen en hoteles todos los días, van de vacaciones a París y mantienen 2 esposas, pueden decirle a un hombre pobre que tiene que alejarse del dinero en una sociedad que tiene al dinero como Dios”, escribió Lawson Bayley en Herald Sun.
Tras las 5 victorias ante Sudáfrica la delegación regresó a casa. Los 18 jugadores no sabían que la pesadilla estaba por comenzar y, en casos puntuales, todavía no terminó. Se los sancionó de por vida para realizar cualquier actividad vinculada con el cricket. La pena fue levantada en 1989 y sólo uno de ellos volvió a vestir oficialmente la camiseta de West Indies.
El castigo social fue más severo que la sanción deportiva. De los integrantes de ese plantel la mitad se fue al exterior, algunos para seguir jugando, sobre todo en Inglaterra, y otros para dedicarse a negocios ajenos al deporte, como, por ejemplo, Rowe, que paso de ser una celebridad en Jamaica a tener que ver los partidos escondido y disfrazado por miedo a represarías. Actualmente vive en Florida.
Otros, en cambio, no pudieron encausar su vida y terminaron en la ruina. La situación más extrema es la de Richard Austin, un talentoso jugador estrella en la década del 70, pero que luego de la visita a Sudáfrica se convirtió en un vagabundo drogadicto en las calles de Kingston y que sostiene que por culpa de aquel tour le asesinaron a su hijo.
También se puede mencionar a Stephenson, que supo tener actuaciones destacadas en Inglaterra y actualmente nadie lo quiere contratar como entrenador, consejero o cualquier otra función, a David Murray, que vive como un paria en una playa y da entrevistas por 20 dólares, o a Herbert Chang, del que se cree que aún vive en Jamaica, que perdió todo el dinero a manos de una mujer de confianza, que estaría mentalmente inestable y moribundo, sino no es que ya murió.
Los jugadores, que jamás negaron que la motivación del viaje fue el dinero, en un ambiente a priori hostil se ganaron la admiración, pero en sus países siguen siendo vistos como unos simples bastardos sin gloria.
Continuará
En el último capítulo de la saga Australia queda divida por culpa del Rebel Tour y un equipo inglés liderado por un polémico capitán juega en Sudáfrica al mismo tiempo que Nelson Mandela es liberado de la cárcel.
Links/Fuentes relacionadas
Rebel Tours: jugar en el Apartheid (Parte 1)
The rebel with a grouse (Indian Express)
Playing With Apartheid: The ‘Rebel’ Cricket Tours to South Africa (Think Africa Press)
The unforgiven (cricketinfo.com)
1982 Arosa Sri Lanka (The Rebel Tours Blog)
1983 West Indian XI (The Rebel Tours Blog)
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