Ese caos llamado ABA

Denis Murphy era un oscuro empresario de Los Ángeles que vivía tratando de hacer negocios en el deporte. Inexorablemente todos sus proyectos terminaban en un estrepitoso fracaso. Esto fue lo que ocurrió con algunas de sus invenciones como, por ejemplo, la World Football League, que intentó competir con la National Football League (NFL), o la liga de básquet para enanos. Pero Murphy no bajaba los brazos y seguía intentándolo una y otra vez. Aquel verano del 66 levantó el teléfono y llamó a Bill Sharman, gloria de los Boston Celtic y con quien tenía una buena relación, con la idea de crear una nueva asociación que compitiera con la ya poderosa NBA.

Sharman se negó, pero le recomendó que se contactara con George Mikan, un amigo suyo que tenía una agencia de turismo en Minneapolis y que había jugado al básquet profesionalmente. “¿Una nueva liga?-dijo Mikan- Perfecto. Cuando tengas el dinero suficiente decidiré si hablar con ustedes. Es lo mismo que le acabó de decir a un tal Connie Seredin de Nueva York. Hace unos minutos me ha llamado y son ambos de la misma ralea”.

Por supuesto que Murphy se puso en contacto con Serendin, otro inescrupuloso empresario. Durante varias reuniones hubo tires y aflojes por el tema del dinero. Ninguno se decidía y la desconfianza entre ambos iba en aumento. Finalmente después de muchas negociaciones Arthur Brown, un pez gordo de la cadena ABC, decidió entregar un crédito de 50 mil dólares para que el proyecto de una vez por todas se ponga en marcha.

Ese 17 de enero de 1967 con representantes de 9 franquicias se conformaba en la Gran Manzana la American Basketball Association (ABA) o lo que también se podría denominar como la organización más desorganizada de la historia del deporte porque desde su nacimiento hasta su muerte fue un caos permanente, en especial por la falta de recursos monetarios. Como si fuera poco, entregó varias situaciones bizarras y fue habitada por un variopinto de personajes. A pesar de todo esto, en varios aspectos fue algo revolucionario y mucho de lo que hoy es la NBA se lo debe a la ABA.

Ya desde principio hubo una muestra de como iba a ser su existencia. Mikan había sido elegido como comisionado de esta nueva empresa ya que era un nombre muy pesado en Estados Unidos. Esto le daría credibilidad al plan. Mikan dijo que aceptaría si se cumplían dos condiciones: quedarse en Minnesota y 150 mil dólares por tres años. Como no había muchas opciones, todos dieron el visto bueno.

Para hacer la presentación se organizó una conferencia prensa en el Summit Hotel de Nueva York. Nadie se percató, pero cuando se dieron cuenta ya se habían gastado 35.000 dólares tan sólo en este evento. Los primeros dolores de cabeza con el dinero aparecieron bien temprano. Esto no fue lo peor, sino que cuando todavía restaban 10 minutos para afrontar a los periodistas, Mikan no terminaba de decidirse. Los teléfonos no paraban de sonar y presionado por la situación finalmente el empresario dio el agónico si.

Para hacer ruido la ABA instauró 3 novedades muy fuertes en lo reglamentario. Sin dudas la que más llamó la atención fue la pelota azul, blanca y roja por la bandera estadounidense, rompiendo los esquemas habituales del balón naranja. También se incluyó la posesión de 30 segundos y la línea de 3 puntos, creación de la American Basketball League (ABL), un engendro que duró 20 meses. Desde la NBA, de corte tradicionalista, miraron con desdén estos cambios. Ya en el epílogo, la ABA creó el torneo de volcadas, en la actualidad una atracción infaltable en cualquier Juego de las Estrellas.

Todos estos movimientos de marketing, palabra que por esa época era ajena al deporte, no terminaron de ser del todo efectivos porque el público no acompañó. En infinidad de ocasiones los encuentros se jugaban en gigantescos estadios con un puñado de asistentes. “Bien amigos, hoy somos 89”, dijo la voz del estadio antes de un partido entre Houston Mavericks y New York Nets, que se disputó en el Astrodome, con un aforo para 45 mil personas, y a media luz para ahorrar gastos.

Ante la falta de plata había que apelar al ingenio. Cualquier cosa era valida. Y cuando se dice cualquier cosa no se exagera. Un excelente ejemplo que demuestra esto fue lo que hicieron los directivos de Kentucky Colonels para llamar la atención.

pennyannearleabaA fines de los sesenta el turf de Lousville se escandalizó porque una mujer había logrado por primera vez una licencia para correr carreras. Se trataba de Penny Ann Early, una agraciada rubia de 23 años, 1.41 metros de altura y 51 kilos. Sufrió el rechazo de sus colegas jockeys que boicotearon en forma de protesta 3 carreras en las cuales ella iba a correr.

Esta historia generó mucho revuelo en los medios y ante esta situación desde los Kentucky Colonels se movieron rápido y contrataron a Early ¿Para hacer alguna exhibición en los entretiempos? Nada de eso. Se la llevó para sumarla al plantel. Desde ya que esta idea no le cayó nada bien al entrenador Gene Rhodes, que, claro esta, terminó cediendo a la presión de los dirigentes, quienes le exigieron que la incorporación jugara en un partido oficial. Y así fue.

Aquel 28 de noviembre de 1968, Penny Ann, que jamás había visto o jugado un partido de básquet, salió a la cancha como un jugador más, vestida con un suéter que llevaba bordado el nombre del equipo (otra invención de la ABA), una pollera y el número 3 en la espalda por las competencias boicoteadas. Por supuesto que entre tanto hombre que rozaba los 2 metros su figura no pasó desapercibida. Al igual que el resto de sus compañeros se sentó en el banco de suplentes a observar las incidencias del partido mientras sus pies colgaban porque no llegaban a tocar el piso.

Cuando empezando el encuentro llegó el momento esperado por todos: el ingreso de Penny Ann. La pobre estaba desorientada porque no tenía idea en donde ubicarse. En una ofensiva quedó en soledad y le pasaron la pelota con mucha suavidad, pero el pase se le escapó y el tricolor salió de la cancha. Penny Ann intentó seguir jugando como si nada hubiera pasado. Casi en un acto de piedad el técnico rival pidió tiempo muerto. Con una planilla de 1 minuto y 1 perdida, Penny Ann se retiró al banco de suplentes ovacionada por los espectadores. Más tarde firmó una infinidad de autógrafos. Después de este hecho no se volvió a saber nada más de ella, por lo menos en la ABA.

Indiana Pacers también hizo ruido con sus atracciones. Aprovechando estar en una ciudad rodeada granjas en los descansos varias veces se llevaban vacas para ordeñar en el campo de juego como parte del show. Pero un día fueron más allá. Algún dirigente pensó que un animal salvaje sería una buena idea. Es por eso que apareció Víctor, un gigantesco oso pardo amaestrado. “Víctor luchará con un grupo de aficionados”, indicaba el programa oficial.

Observado atentamente por un domador de circo, el pobre Víctor se enfrentaba con variados oponentes, que llevaban protección, entre los que también se encontraban algunos jugadores de los Pacers. Lo que nadie previó fue que la bestia no podía sostenerse porque se resbalaba con el parqué de la cancha. Para colmo, el suelo quedó rallado por las garras y cuando se reanudó el choque se hacía imposible picar la pelota.

Otro animal destacado dentro de la ABA fue Monsieur Champion Gaystock o simplemente Ziggy, un perro de raza Griffon que había ganado infinidad de concursos internacionales. Sus dueños, el matrimonio Joseph y Marie Gregory, eran dos ricachones que se hacían ver siempre con su mascota, al que trataban como un semidiós, y que tenían a los Kentucky Colonels como un pasatiempo. Siempre se pensó que ellos eran los propietarios del equipo. Error. Durante un partido en Nueva York un acomodador se acercó a la pareja y les indicó que el perro no podía estar allí porque no había asientos para animales. Sin inmutarse la señora Gregory le dijo al joven: “Perdone, pero se trata del propietario de la franquicia”. Así era. En el contrato de propiedad de los Kentucky Colonels figuraba a modo de firma el sello de la patita del can que lo abalaba como propietario legal del equipo.WrestlingBear

La ABA se destacó por tener un juego muy abierto que llevaba a que los resultados superaran largamente los 100 puntos, a veces rozando los 150. Pero también eran guerras constantes. “Todos aquellos que protagonizaban la ABA tenían la misma sensación que los confederados en la Guerra Civil: subían a las colinas a matarse con el enemigo y morían en el intento”, describió alguna vez el periodista Larry Donald. “Si tenías 78 partidos en la temporada, sabías que tenías 78 peleas por noche”, remarcó el ex pivot Mel Daniels.

Dos que representaron de buena manera este hecho fueron Warren Jabali y John Brisker. Ambos eran negros declaradamente racistas y tenían un alto estado de agresividad, en especial el segundo, que será protagonista de un futuro post porque es imposible resumir su historia en pocas líneas. Brevemente se puede decir que toda la ABA le tenía miedo. Tras un fugaz paso por la NBA, desapareció y ni siquiera el FBI pudo averiguar su paradero. La leyenda indica que murió a hachazos en Uganda cuando participaba en una revolución apoyando a un sanguinario dictador.

Jabali, por su parte, era un duro adentro de la cancha y estaba dispuesto a todo. Divagó por varios conjuntos porque por lo general duraba 1 temporada y era expulsado. Un día jugando para los Oakland Oaks se trenzó con un tal Jim Jarvis. Quedaron enganchados en una jugada y Jabali sin mediar palabra le dio una furibunda piña. Jarvis, de raza blanca, quedó tirado en el piso. Jabali no terminó con la faena y mientras insultaba a su rival le piso la cabeza.

Situaciones como esta se repitieron en infinidad de ocasiones. Hasta que una vez recibió su merecido. El responsable fue Neil Johnson, que cuando pudo dejó inconsciente a Jabali mientras le gritaba “levántate hijo de puta racista, levántate para que pueda patearte el culo”. Ninguno de sus compañeros lo defendió. Después de esto se relajó un poco y se retiró para dar clases en un colegio.

Con sólo 7 equipos en la competencia, la ABA murió en 1976 y fue absorbida por la NBA. Se calcula que dejó una deuda de entre 50 y 75 millones de dólares. Todo terminó en un mágico All Star celebrado en Denver en el que las entradas se vendieron a un precio único de 2 dólares y que vio por primera vez un torneo de volcadas. Irónicamente hubo televisión nacional, algo que nunca antes había sucedido. Esa fue su última imagen. San Antonio Spurs, Denver Nuggets, Indiana Pacers y New Jersey Nets (originalmente de New York), son las únicas franquicias sobrevivientes de aquella aventura.

En 2000 se fundó una nueva ABA, más organizada, pero con menos mística que la original. Rápidamente se convirtió en uno de los torneos menores más importantes de Estados Unidos. Más allá de todo lo que la rodeó, la ABA sin dudas marcó una época. Con música funk de fondo, peinados afros y mucha psicodelia, dejó un legado que todavía se mantiene.

Foto 1: Penny Ann Early ingresa a la cancha como una jugadora más. (remembertheaba.com)

Foto 2: El programa oficial de los Indiana Pacers en donde se presenta al oso Víctor. (remembertheaba.com)

All Star 1976-Torneo de volcadas

Parte 1

Parte 2

Fuentes/Links relacionados

Historia de la ABA en 20 capítulos (acb.com)

Remember the ABA

Early years of the Indiana Pacers (Indy Star)

The counterculture World of the ABA (New York Times)

A League of their own (Sports Illustreited)

Sitio oficial de la nueva ABA