De los muchos partidos que se han disputado en la historia de la Copa del Mundo probablemente aquel que se celebró el 22 de junio de 1974 en Hamburgo haya sido el más morboso de todos. Por única vez se vieron adentro de una cancha la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática de Alemania (RDA) en la definición del Grupo 1 en la primera ronda. Además de la carga emotiva que ya de por sí tuvo este encuentro, se vio rodeado por el escándalo desatado unos meses antes cuando fue detenido un espía de la RDA que se había insertado en las altas esferas del gobierno de la RFA.
Obligado a tachar su pasado como afiliado del Partido Nazi, al cual había ingresado a los 17 años con el número 9709880, Günter Guillaume comenzó su trabajo como agente en Frankfurt junto con su esposa Christel, que había logrado un puesto como secretaria de un diputado del Partido Socialdemócrata (SPD). Guillaume, que entró al país camuflado como refugiado, comenzó su carrera política en este partido como concejal en Frankfurt. Más tarde manejó con éxito la campaña para diputado de Georg Leber, lo que le hizo ganar una excelente consideración en el SPD.
Es por eso que llegó a la Cancillería Federal, en donde gracias a su servicialidad y buena disposición logró un rápido ascenso hasta convertirse en la mano derecha del canciller Willy Brandt, uno de los principales impulsores de la unión de Alemania (Ostpolitik) y ganador del Premio Nobel de la Paz en 1971. Por las manos de Guillaume pasaba todo tipo de documentación, mucha de ella clasificada. Entre otras cosas se incluye una carta de Richard Nixon sobre la situación de la Alianza Atlántica (OTAN) que estaba enmarcada dentro del grado de secreto más importante de la entidad (cosmic).
Paralelamente los servicios de la RFA empezaron a detectar mensajes radiales en forma de clave que provenían de Berlín Este, más precisamente del Ministerio de Seguridad de Estado. El contraespionaje descubrió que un matrimonio estaba espiando al SPD y por eso realizaron investigaciones a funcionarios del mencionado partido, pero no lograron resultados positivos.
Años más tarde, por una pista brindada por el M16 británico, se descubrió que en la RDA estaban muy bien informados de lo que sucedía en la Cancillería de la RFA y en los niveles más altos del SPD. Además, descubrieron que del otro lado del Muro había una cuenta bancaria en la que se depositaba el sueldo a un agente.
Con esta información clave pudieron descifrar los mensajes que llegaban desde la Alemania Oriental y en 1973 el contraespionaje descubrió que sus presas eran Guillaume, principalmente, y su esposa, que trabaja en un bar en el cual se reunían miembros del SPD a conversar hasta altas horas de la noche.
Guenther Nollau, el jefe del contraespionaje, informó de lo sucedido al ministro del Interior Hans Genscher, quien fue el encargado de avisarse a Brandt de las dudas que rondaban sobre su colaborador, con el cual había establecido una relación más allá de lo laboral, y le pidió que siguiera trabajando con él para lograr pruebas definitivas que acusaran a Guillaume. El canciller alemán quedó en el medio de esta situación y fue usado como señuelo de un presunto espía.
Casi 1 año después alrededor de 100 agentes del servicio de espionaje de la RFA persiguieron a Guillaume hasta la Costa Azul francesa, en donde se encontró con un contacto, con la idea de agarrarlo con las manos en la masa. Genscher definió esta operación como “una segunda invasión a Francia”. La misión fracasó.
La captura se produjo el miércoles 24 de abril de 1974, 50 días antes del comienzo del Mundial. “Soy capitán del Ejército Nacional Popular de la República Democrática de Alemania. Les ruego, señores, que respeten mi honor de oficial”, les dijo Guillaume, con aspecto inofensivo y más propio de un oscuro oficinista, al Grupo de Seguridad de Bonn, los encargados de su captura.
“Tengo la escena muy presente. Estábamos de vacaciones y yo dormía. Mi puerta estaba cerrada, escuché ruidos y vi como el pasillo se llenaba de hombres vestidos de paisano, pero con impecables trajes. Yo grite que qué ocurría, pero me instaron a que me quedara en mi habituación y me vistiera. Mis padres fueron arrestados”, recordó Peter Boom, el único hijo que tuvo la pareja y que en ese momento tenía 17 años.
Como consecuencia renunció el canciller porque, entre otras cosas, saltaron a la luz algunos hechos de su vida privada como, por ejemplo, que Guillaume solía brindarle contactos de prostitutas. “No fueron capaces de descubrir un espía, pero si de espiar mi vida”, dijo un enojado Brandt, que murió de cáncer en 1992, cuando abandonó su cargo. Guillaume y su esposa, de la que años más tarde se divorciaría, fueron declarados culpables por espionaje y condenados a 13 y 8 años de prisión, respectivamente. En 1981 volvieron a la RDA como parte de un intercambió de agentes. Guillaume, que nunca se arrepintió de su accionar, falleció en 1995 por un paro cardiaco.
Todavía con esta situación, casi sacada de una película, en carne viva, la RFA se disponía a darle comienzo a una nueva edición del Mundial de fútbol, que quedaría en poder de los organizadores al vencer a la recordada Holanda de Johan Cruyff en la final. Por esos caprichos del fixture se dio el hecho que los locales debieron enfrentarse a sus vecinos de la RDA en el cierre de la primera ronda. La Alemania del Este llegaba con la clasificación a la siguiente instancia confirmada al haber superado a Australia (3-0) y a Chile (1-0). En cambio la del Oeste se jugaba su continuidad luego de empatar 1-1 con los chilenos y por imponerse por 2-0 a los australianos.
Muy a disgusto de ambas partes durante 90 minutos tuvieron que dejar de ignorarse para enfrentarse. Como nunca antes en la historia quedó graficada como era la situación del mundo durante la Guerra Fría: de un lado 11 alemanes del este y enfrente 11 alemanes del oeste separados únicamente por una línea de cal. Mientras que en las tribunas del Volksparkstadion los colores negro, rojo y amarillo eran los que exclusivamente dominaban la escena. Por supuesto que para los gobiernos fue una lucha para ver que sistema prevalecía sobre el otro y la situación por los espías capturados estuvo rondando todo el tiempo en la previa.
“Si en mi lápida pusieran ‘Hamburgo, 1974’, todos sabrían quien yace debajo”, afirmó en una oportunidad Jürgen Sparwasser, que sin quererlo cambiaría para siempre su vida después de este encuentro. Ocurrió en el minuto 77. Sparwasser aprovecho la desatención de Franz Beckenbauer, Berti Vogts y Horst Höttges y en el área sacó un fuerte remate que vulneró al arquero Sepp Maier. La pelota terminó en la red. Para sorpresa de todos la RDA se ponía al frente 1-0, resultado que se mantendría hasta que el árbitro uruguayo Ramón Ruiz marcó el final. “Era golpear al enemigo. Golpear al enemigo donde más le duele. Mucha gente entonces lo veía así”, comentó en una entrevista el autor del histórico gol.
Sparwasser fue utilizado como medio de propaganda por el Estado, pero no fue visto como un héroe nacional por buena parte de la gente. Así lo explicó el jugador que se afilió, junto al resto del plantel, al Partido Comunista para poder participar en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972: “Una parte de los habitantes de la RDA no estaba de acuerdo con el sistema político del país. Esas personas reaccionaron negativamente. Todos esperaban y creían que perderíamos el partido, que nos meterían 5 ó 6 goles. Por eso surgieron envidias y antipatías. No sólo contra mi, sino también contra mis compañeros”.
Irónicamente en lo deportivo a la larga esta caída terminó por beneficiar a la RFA. Al quedar en la segunda colocación del Grupo 1 en la nueva instancia los teutones del oeste quedaron emparejados en una zona con Polonia, Suecia y Yugoslavia, a priori más sencilla que la le tocó a la RDA, que enfrentó a Holanda, Brasil y Argentina, que fue el único partido que no perdió en esta etapa del torneo (1-1). Es por eso que el mito dice que la RFA fue a menos en ese partido. Lo cierto es que cuando ganaron el campeonato hubo un agradecimiento para Sparwasser. Cinco minutos más tarde de culminada la final al delantero del Magdeburgo, único equipo de la RDA que logró un título a nivel europeo, le llegó un telegrama sin firma a su casa que decía: “Spari (su mote), te damos las gracias. Toda Alemania te da las gracias”.
Después del Mundial Sparwasser tuvo la posibilidad de pasar al poderoso Bayern Munich, pero este se negó por serle fiel al gobierno, el mismo que años después cuando se retiró le puso todas las trabas posibles para que no lograra su doctorado por negarse en 3 ocasiones a ser entrenador del Magdeburgo. “Les dije que no era lo que quería hacer. Mi meta era otra. Destruyeron mi carrera profesional. Yo tenía 40 años y faltaban 25 años para recibir la jubilación. Me quede sin posibilidad de completar mis planes profesionales. Así que decidí irme a la RFA con mi mujer, que ya estaba del otro lado de la frontera”.
Tras la caída del Muro se convirtió en el presidente de la Asociación de Jugadores y actualmente maneja una red de escuelas de fútbol, ubicadas mayormente en lo que fue la desaparecida RDA. “Ese tanto me supuso más daño que beneficios”, suele recordar Sparwasser cada vez que hace mención al gol más famoso de la Guerra Fría.
La RDA, cuyo único título oficial fue el oro en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, y la RFA se tendrían que haber enfrentado otra vez. En 1990 la Alemania del Oeste iba a disputar un amistoso ante sus compatriotas del Este como despedida de la competencia oficial y que serviría para darle paso a la selección alemana unificada. Pero por disturbios entre los espectadores el encuentro se tuvo que suspender.
Aunque a veces pasa desapercibido este duelo fue único en la historia de los mundiales y nunca más se volverá a repetir.
Foto 1: Guillaume y su esposa Christel durante la juicio.
Foto 2: Los capitanes de ambas selecciones antes del partido.
Resumen del partido
Fuentes/Links relacionados
Günter Guillaume, el espía que volvió al frío (El País)
Muere Gunter Guillaume, el espía culpable de la dimisión de Willy Brandt (El Mundo)
Willy Brandt (Fundación Premio Nobel)
Willy Brandt ‘resucita’ a los 30 años de su dimisión (El Mundo)
Gunter Guillaume, 68, Is Dead; Spy Caused Willy Brandt’s Fall (The New York Times)
Günter Guillaume, el traidor sentimental (El País)
Christel Boom (The Times)
A short history of East German national teams (rsssf.com)
Síntesis del partido (fifa.com)
Resultados del Mundial RF Alemania 1974 (fifa.com)