Victor Straffin: El japonés de ojos azules

Nació en una aristocrática familia del imperio ruso con un padre que ocupaba un alto rango en las tropas del Zar Nicolás II y sin vinculación con Japón, y mucho menos, con el béisbol. Sin embargo, diversas situaciones políticas, sociales y una vida plagada de tragedias y con puntos oscuros derivaron en que Victor Straffin se convierta en una exótica leyenda del deporte más popular del país asiático.

En la historia de Straffin las complicaciones aparecen desde el principio porque no queda claro cuando Evdokia, su madre, dio a luz. Según el calendario que se usaba en Rusia en 1916 nació el 21 de abril. Después de la caída de Nicolás II se cambió el almanaque y la nueva fecha pasó a ser el 4 de mayo, aunque, aparentemente, lo anotaron el 1 del mismo mes porque era un día fácil de recordar. De todas maneras, la más aceptada por los biógrafos es la del 4 de mayo.

Los grandes problemas comenzaron con la revolución bolchevique. Los Straffin, que habían sido leales al Zar, huyeron a Siberia. Primero Evdokia escapó con el pequeño Victor, de sólo 1 año, y luego se sumó Konstantine, el padre, que se había alistado en las tropas rebeldes. Para reencontrarse con su familia pasó un calvario. Según algunas fuentes, parte del trayecto lo hizo escondido entre cadáveres de muertos por tuberculosis.

Una vez reunidos salieron de Rusia y se recluyeron en una comunidad de refugiados en China, en donde vivieron 5 años hasta que finalmente se instalaron en Japón. Ya en Asahikawa, los Straffin, que el poco dinero que les quedaba lo gastaron en los trámites migratorios, empezaron de nuevo. Lejos de la vida militar, Konstantine vendía telas importadas desde Europa y Evdokia horneaba pan en un negocio local.

Victor, por su parte, en el colegio conocía al béisbol y llamaba la atención no sólo por su aspecto físico (a diferencia de sus compañeros era alto, rubio y de ojos azules), sino también por el juego potente.

Parecía que los Straffin habían encontrado algo de paz, pero fue sólo por un tiempo. En un viaje a Kobe conocieron a Maria, una joven inmigrante rusa a la que contrataron para la nueva casa de té que administraba la familia. Tiempo después, Konstantine comenzó a tener una relación amorosa con ella y la situación se fue de las manos cuando en febrero de 1933 la asesinó. Primero dijo que la encontró con otro hombre y la mató por celos, más tarde dio otra versión. Sostuvo que descubrió que era una espía soviética. Lo concreto es que lo sentenciaron a 8 años de trabajos forzados en la cárcel.

Paralelamente Victor era una estrella del béisbol colegial y las mejores universidades de Japón lo pretendían para sus equipos.

Firma forzada

Matsutaro Shoriki era el dueño del diario más importante de Tokio y observó en la creciente popularidad del béisbol la posibilidad de hacer negocios. El problema era que no existía una estructura sólida y las competencias eran amateurs, con los torneos universitarios como los más convocantes.

En 1931 y 1932 Shoriki organizó dos giras con los jugadores más importantes de la Major League Baseball (MLB) de Estados Unidos. Tanto en lo deportivo como en lo económico la experiencia fue un fiasco. Los japoneses no estuvieron a la altura de las circunstancias y los combinados visitantes prácticamente no encontraron oposición. Por eso, para 1934 Shoriki decidió armar un equipo profesional y Victor Straffin era una de las prioridades.

La misión de incorporar a Straffin no fue sencilla. Al ruso le quedaba un año de secundaria y quería ganar con sus compañeros el campeonato nacional, el torneo más importante del circuito colegial. Sin embargo, la situación familiar era demasiado compleja. Con el padre preso y la casa de té cerrada, abundaban los problemas monetarios y existía el riesgo de la deportación. Además el empresario le prometió que iba a utilizar sus influencias para que a Konstantine le redujeran la pena. Presionado, no tuvo más opciones que firmar el contrato.

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Victor Straffin.

Aquella visita de la MLB en 1934 es vista como un punto de inflexión en la historia del béisbol japonés porque generó mucha expectativa, sobre todo por la presencia de un futuro mito como Babe Ruth, y significó la explosión definitiva del deporte en Japón. Entremezclado en ese plantel aparecía Moe Berg, que aparte de batear era agente de la CIA. Varios historiadores sostienen que en ese viaje cumplió la primera misión que le encomendaron.

En 1936 se puso marcha el béisbol profesional japonés con varios torneos aislados entre sí y recién a partir de 1939 comenzó a jugarse un campeonato único. El nacimiento del nuevo certamen coincidió con el mejor momento de Starffin, que dejó de ser un personaje particular y con un rol secundario para convertirse en figura. En esa temporada con Yomiuri Giants, creado por Shoriki y que es el equipo más popular de Japón, ganó la liga y el premio al jugador más valioso.

También en lo personal las cosas iban bien. Se casó con su primera esposa, Lena, a la que conoció en una iglesia ortodoxa de Tokio, y Konstantine fue liberado de la cárcel, en donde estuvo 4 años y medio gracias a la intervención de Shoriki. Pero en la vida de Straffin la felicidad nunca pudo ser completa.

El prisionero Hiroshi Suda

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial la liga japonesa continuó, pero con varias ausencias porque muchos jugadores fueron reclutados por el ejercito. No fue el caso de Straffin por ser inmigrante. En 1940 con Yomiuri Giants ganó el segundo de los 6 títulos consecutivos de la franquicia y volvió a ser premiado como el mejor jugador.

Con motivo de la guerra se prohibieron las palabras extranjeras y a Straffin lo obligaron a utilizar un nombre nativo. Muy a disgusto pasó a llamarse Hiroshi Suda. Desde ese momento lo apodaron el japonés de los ojos azules. Pese al forzado cambio, su aspecto occidental generaba desconfianza y se lo veía como un potencial agente extranjero. Por eso, cuando jugaba lejos de Tokio debía pedir permisos especiales para salir de la ciudad.

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La temporada de 1941, que finalizó una semana antes del bombardeo a Pearl Harbor, no fue la mejor para Straffin (Suda). Entre problemas de salud y físicos, sólo jugó 20 partidos. Nuevamente le negaron nacionalidad japonesa aduciendo que provenía de un país enemigo y que su padre estuvo condenado por asesinato.

Con sólo 6 equipos en la liga, el interés decayó y en noviembre de 1944 el campeonato se suspendió. En esos días sin béisbol, Straffin (Suda) y su familia quedaron detenidos en una granja junto con otros extranjeros. Allí su salud se debilitó. Era el inicio del declive.

Mientras estuvo encarcelado entabló relación con un australiano y aprendió inglés. Una vez terminada la guerra, y de vuelta con su nombre verdadero, trabajó como traductor en un batallón de ingenieros estadounidense. A la vez, intentaba retornar al béisbol.

Yomiuri Giants le cerró las puertas y con casi 30 años su carrera parecía acabada. Gracias a Sadayoshi Fujimoto, ex entrenador del conjunto capitalino, se incorporó al recientemente creado Pacific Robins.

En la vida personal se divorció de Lena, que cansada de Japón se fue a Estados Unidos con un amigo que conocía de la iglesia ortodoxa de Tokio y que retornó como intérprete de las fuerzas estadounidenses, y cayó en el alcoholismo. Jamás volvió a ser el mismo.

Con la camiseta de Kinei Stars, la de 1949 fue su última gran temporada. Se retiró en 1955 jugando para Takahashi Unions, el peor equipo de la Liga del Pacífico. Lo más relevante de ese año fue haberse convertido en el primer jugador profesional del béisbol japonés en alcanzar las 300 victorias. Sin embargo, para ese momento, su estilo de juego era obsoleto.

Victor Starffin festejando las 300 victorias.

Ya retirado en la radio condujo un programa musical y consiguió papeles muy menores en películas. El mayor sustento era su segunda esposa peluquera. A la vez la salud empeoraba y, al igual que su padre, comenzó a tener episodios de paranoia. Dormía con un bate y cuando entraba a un edificio necesitaba revisar las vías de escape.

A diferencia de su nacimiento, se sabe que murió el 12 de enero de 1957 y que fue arrollado por un tren. El misterio gira en torno si el incidente ocurrió porque se suicidó o estaba conduciendo borracho y no se percató que la barrera estaba baja. Lo cierto que es prácticamente falleció olvidado.

El reconocimiento a Starffin llegó post mortem. En 1960 se transformó en el primer extranjero en ingresar al Salón de la Fama del béisbol japonés y en 1983 en Asahikawa, ciudad que siempre lo recordó con cariño, se inauguró un estadio para 25.000 personas que lleva su nombre, con la particularidad que es el único en Japón para jugar al béisbol que recibe la denominación de un jugador.

Además, varios historiadores insisten que por los récords que estableció, muchos de los cuales aún se mantienen vigentes, y su trayectoria al menos debería ser considerado para figurar en el Salón de la Fama en Coopertown, Estados Unidos.

Por diversos factores en Rusia Starffin es un personaje desconocido. En el lugar donde nació vivió 1 año y no hay registros que indiquen que haya retornado. A eso se agrega que emigró a un sitio con históricos cortocircuitos diplomáticos con Rusia y que práctico un deporte de nulo arraigo en su país de origen. Por eso para que la historia sea conocida un grupo de documentalistas rusos está produciendo «Starffin, en el otro lado del Sol», un documental independiente sobre su vida.

Aunque sus mejores años dentro de la cancha coincidieron con un momento crítico por la guerra y tuvo una vida demasiada conflictiva y trágica, a la larga Straffin es evocado como un personaje central en la historia del béisbol japonés.

Victor Straffin en acción (es el jugador con el número 17)

Victor Straffin (Society for American Baseball Research)

Victor Straffin: The greatest pitcher in japanese baseball history?

Writer takes memorable trip to Victor Starffin Stadium in Asahikawa (Japan Times)

La leyenda inconclusa de Joachim Deckarm

Cuarenta años después del primer título, Alemania volvió a ganar el mundial de handball. Lo consiguió en 1978 en Dinamarca tras vencer 20-19 a la Unión Soviética en una emotiva final y así cortó la racha de 4 campeones seguidos provenientes de Europa del Este, zona que especialmente en la década del 60 y 70 dominó la escena internacional. Uno de los pilares del joven equipo alemán fue Joachim Deckarm, que confirmó ser el mejor jugador del momento.

En ese partido el lateral izquierdo tuvo una actuación de alto vuelo. Fue el máximo goleador con 6 goles y sobre el cierre gracias a un bloqueo defensivo evitó el empate soviético. Tenía 24 años, el futuro era muy prometedor y la sensación era que todavía no había terminado de explotar todo el potencial, sin embargo un grave accidente le cortó la carrera demasiado temprano.

Luego de destacarse en el pentatlón moderno (obtuvo el campeonato nacional juvenil) y en la gimnasia, se inclinó por el handball. En 1973 con 19 años debutó en el VfL Gummersbach y pese a la corta edad se convirtió en un personaje central de la etapa dorada del club. En ese periodo consiguió en 3 ocasiones la poderosa Bundesliga (1974, 1975 y 1976), 1 Recopa europea (1978) y, sin dudas, el momento culmine fue la Copa de Europa de 1974.

Joachim Deckarm durante un partido con la selección alemana. (picture-alliance/dpa)

Lo realizado en la primera temporada como profesional alcanzó para que lo convocaran a la selección de Alemania. En total disputó 104 encuentros, entre los que aparecen actuaciones en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976 y los mundiales de la República Democrática de Alemania 1974 y Dinamarca 1978.

Con Deckarm como líder, el 30 de marzo de 1979 VfL Gummersbach visitó al Tatabánya Bányász húngaro en la semifinal de vuelta de la Recopa después de haber ganado en la ida 18-10. A los 23 minutos del primer tiempo se produjo la jugada fatídica.

La acción sucedió en pocos segundos. El arquero local puso en juego la pelota rápidamente para salir de contragolpe, pero el pase lo interceptó un jugador visitante. Este asistió a Deckarm y en plena carrera chocó con el defensor Lajos Pánovics. Por culpa del golpe se desmayó en el aire e inconsciente impactó violentamente la cabeza contra el suelo de concreto y quedó inmóvil.

Lo trasladaron 60 kilómetros a un hospital en Budapest, en donde permaneció hasta que semanas más tarde lo derivaron al Hospital Universitario de Colonia. Los resultados de los estudios mostraron que tenía un traumatismo craneoencefálico grave que a los 25 años lo dejó postrado en una cama.

Deckarm estuvo 131 días en coma. Lo operaron de un coagulo en la cabeza y tras la intervención los cirujanos consideraron que tenía un 50 por ciento de chances de sobrevivir. Cuando se despertó se encontraba en estado vegetativo. No podía moverse, tenía una importante deficiencia mental, había perdido el habla y la capacidad de razonamiento. En el medio, y para darle aún más dramatismo a la historia, su padre sufrió un infarto.

En el periodo de rehabilitación que duró 1 año y medio, Jo debió aprender nuevamente a hablar, leer y escribir. Su ex entrenador Werner Hurter le diseñó un programa especial de entrenamiento para que recuperara la movilidad. “Quiero, puedo y debo dominar mi destino”, era el lema que Hunter le había pegado en el techo de la habitación a Deckarm. Además de la familia, al lado suyo tuvo a los compañeros del VfL Gummersbach y la selección alemana.

Actualmente puede mantener una conversación, jugar al ajedrez y caminar con dificultad. Desde 2002 vive en Sarrebruck, la ciudad donde nació y que tiene un estadio que le rinde homenaje, y debe estar con asistencia las 24 horas.

A través de un fundación que lleva su nombre recauda fondos con Franz Beckenbauer como uno de los adherentes más conocidos. En 2007 como local Alemania ganó el mundial y los jugadores, entrenados por Heiner Brand, amigo y ex compañero de Deckarm, subastaron replicas del certificado de campeones en su beneficio. Juntaron 150.000 euros.

Pánovics no sufrió daños físicos severos, pero si le quedaron secuelas del accidente. Anímicamente quedó muy afectado y abandonó el handball poco tiempo después. “Me gritaban asesino”, recordó sobre la reacción de los jugadores del VfL Gummersbach tras el tristemente célebre partido. “No pude evitarlo. Sólo quería disputar la pelota. No quería hacerle daño”, agregó. Pese al sentimiento de culpa, suele visitar a Deckarm, con quien entabló una relación de amistad. En 2004 recibieron un reconocimiento por parte del Comité Internacional de Fair Play.

ajedrez

Lajos Pánovics y Joachim Deckarm.

En una biografía llamada Teamgeist (Espíritu de Equipo) Deckarm, aparte de relatar sus experiencias, explica cómo el trabajo de equipo fue importante para lograr buenos resultados deportivos y para adaptarse al nuevo estilo de vida.

Lo hecho en el poco tiempo que jugó a Deckarm le alcanzó para que en 2010 la Federación Internacional lo incluyera entre los candidatos al mejor jugador de la historia. De los 4 postulados, era el único fuera de la era moderna del handball. Además desde 2011 la región de Westfalia entrega el premio Joachim Deckarm.

Desde joven confinado en una silla de ruedas para toda la vida, la leyenda de Deckarm quedó inconclusa.

Fuentes/Links relacionados

Joachim Deckarm: La corta Carrera de uno de los Mejores jugadores de la historia (handballspain2013.com)

Dinamarca 1978: Stenzel guía a una joven Alemania hasta su segundo mundial (handballspain2013.com)

Las dos vidas de Jo Deckarm (El Periódico de Aragón)

Diario Mundo Deportivo miércoles 4 abril de 1979

Diario Mundo Deportivo domingo 1 abril de 1979

Gino Bartali: Un monje en bicicleta

Amado por Benito Mussolini, extremadamente católico, integrante de una red secreta que ayudó a judíos a escapar de la persecución nazi, protagonista involuntario en calmar una crisis interna en Italia y de uno de los duelos más famosos del deporte italiano. Así se resume la vida de Gino Bartali, también reconocido como uno de los grandes ciclistas de la historia.

En una Europa cada vez más convulsionada el nacido en Florencia con 22 años se convirtió en el inesperado ganador del Giro de Italia 1936. Esa fue la primera de sus 3 conquistas en la tradicional competencia creada por el diario la Gazzetta dello Sport. Al año siguiente y después de querer retirarse por la muerte de su hermano Guilio, golpe del que nunca se repuso, volvió a adueñarse de la camiseta rosa que viste el ganador.

Obligado por el gobierno de Mussolini, en 1938 Bartali renunció al Giro y se concentró en el Tour de France. Se quedó con la famosa carrera con una diferencia de casi 15 minutos con respecto al segundo en una victoria que se empezó a consumir en una complicada etapa 14. Con esta actuación, definitivamente se consagró como la gran figura del ciclismo. A la vez, su imagen quedó vinculada al fascismo, sin embargo no hay pruebas que lo vinculen a esa ideología. Más bien todo lo contrario.

Poco antes de la Segunda Guerra Mundial vio la aparición de su gran rival y con el que marcaría una época: Fausto Coppi. Con roles muy disimiles, compartían el poderoso combinado Legnano. La estructura giraba en torno a Bartali, mientras que Coppi cumplía un papel secundario (lo que en la jerga se conoce como gregario) y se encargaba de hacer el trabajo sucio. El quiebre se produjo en el Giro de 1940.

Bien temprano en la carrera Bartali se cayó. Esa contingencia derivó en un importante retraso en la clasificación general que lo dejó sin chances de pelear por la punta. Ante este contexto, el desconocido Coppi, de 20 años, pidió permiso para desprenderse de sus obligaciones y atacar. Le dieron vía libre y ganó. A Bartali le enojó que uno de sus súbditos se revelara y osara ponerse a su altura.

De esta manera nació una rivalidad entre dos personalidades opuestas en todo sentido: Bartali era un ferviente católico (por eso lo apodaban el Monje), partidario de la Democracia Cristiana, carismático, representaba la imagen de la Italia tradicional y montado en la bicicleta era puro sacrificio; Coppi, en cambio, era comunista, de perfil bajo, se lo vinculaba a la nueva Italia y arriba de la 2 ruedas tenía un estilo más elegante.

Gino Bartali en la tapa de la revista El Gráfico en 1952.

Gino Bartali en la tapa de la revista El Gráfico en 1952.

Días de guerra

Los que deberían haber sido los años de plenitud deportiva de Bartali coincidieron con la Segunda Guerra Mundial y, por lo tanto, perdió la oportunidad de agrandar el palmarés. De todos modos, durante esa época hizo algo más valorable que cualquiera de sus victorias.

Entre 1943 y 1944 integró una sociedad clandestina creada por la Unión de las Comunidades Israelíes que con el apoyo de varios arzobispos en remotas abadías o conventos fabricaba pasaportes falsos para que los judíos pudieran escaparse de Italia. La misión del ciclista era transportar a través de la región de Toscana la documentación apócrifa y en otras oportunidades sirvió de guía para mostrarles a los fugitivos caminos seguros por donde transitar. Se estima que salvó la vida de alrededor de 800 personas.

Si en el trayecto lo paraba la policía decía que estaba entrenando. Como nadie se animaba a contradecir a un ídolo que, además, contaba con el beneplácito del Duche, le pedían un autógrafo y lo dejaban continuar sin hacer más preguntas.

Lo hecho por Bartali, similar a lo del boxeador alemán Max Schmelig en la Alemania nazi, se mantuvo en secreto hasta 2003 cuando los hijos de Gregorio Nissim, líder de esta organización, hicieron público un diario de su padre, que murió en 1976, en el cual se detallan cómo funcionaban las operaciones.

Gino Bartali durante el Tour de France de 1938.

Gino Bartali durante el Tour de France de 1938.

Un país dividido

El deporte en la Italia de post guerra tenía 2 protagonistas: Bartali y Coppi. En torno a la creciente disputa se sostenía un Giro con un rol relevante en la recuperación de una nación devastada porque por los pueblos en donde pasaba requerían nuevos caminos y construcciones.

Ya sin ser compañeros, en 1946 Bartali y Coppi llevaron a la ruta la rivalidad trunca por la Gran Guerra y que tenía en vilo a los tiffosi. En Italia las discusiones ya no eran más Norte-Sur o comunistas-fascistas, sino coppistas o bartalistas.

En un Giro que se extendió por 22 días, el ganador fue Bartali, separado por sólo 47 segundos de Coppi, que festejó en 1947 luego de un mal inicio. Esa parecía ser una clara señal que se avecinaba un cambio de mando, pero el veterano Bartali todavía tenía mucho por mostrar.

Tour de France 1948. Bartali rápidamente quedó muy lejos de los primeros puestos en la clasificación y las chances de vestirse de amarillo se redujeron considerablemente. Paralelamente Italia era un polvorín a punto de explotar. El dirigente del Partido Comunista, en ese momento con mucho predicamento, Palmiro Togliatti sufrió un atentado por parte de un grupo paramilitar fascista. Esto derivó en una tensión social en aumento e incluso se percibía un clima pre bélico.

El Primer Ministro Alcide de Gesperi se contactó con Bartali para pedirle que ganara la carrera. El ciclista se comprometió a ganar la etapa del día siguiente, una de las más duras de la prueba.  En una de las actuaciones más recordadas, Bartali cumplió con la palabra y, además, le descontó mucho tiempo al líder Louison Bobet, que terminó física y mentalmente destrozado. Esa remontada fue la plataforma que lo llevó a obtener, después de 10 años, La Grande Boucle por segunda vez.

Exagerado o no, a medida que llegaban las noticias desde Francia la situación en Italia se fue apaciguando. “Decir que evitó una guerra civil me parece algo excesivo, pero es cierto que su victoria contribuyó a calmar los ánimos”, recordó el Primer Ministro Giulio Andreotti en 2000 cuando falleció Bartali.

Mientras tanto la disputa con Coppi iba en aumento y llegó al punto de máxima ebullición en el Tour de 1952. En ese momento los ciclistas se nucleaban según la nacionalidad y por eso los grandes contrincantes estuvieron forzados a compartir equipo. En condición de campeón del Giro y como nueva estrella, Coppi exigió que Bartali sea degradado a gregario.

Herido en el orgullo, Bartali se negó y el clima interno se enrareció al punto que la organización intimó a los italianos a que solucionen las disputas porque de lo contrario serían excluidos. Finalmente, Bartali aceptó a regañadientes un rol indigno para un corredor de su estirpe. De todos modos, terminó en un respetable quinto lugar, aunque lejos de Coppi, que obtuvo un triunfo que lo consagró definitivamente.

Aquel Tour es recordado por dos razones: fue el último Bartali-Coppi y porque entregó la imagen más polémica y famosa de la rivalidad. Sucedió en la etapa 11 cuando se encontraban juntos realizando un exigente tramo de ascenso en medio de un calor abrazador. En un instante se intercambiaron una cantimplora con agua fresca. No queda claro si es Coppi que se la da a Bartali o viceversa. Lo cierto es que ese gesto que parece insignificante, por muchos fue tomado como una evidente muestra de debilidad para con el archirrival.

Gino Bartili detrás de Fausto Coppi en el momento más polémico de sus carreras.

Gino Bartili detrás de Fausto Coppi en el instante más polémico de la rivalidad.

Bartali se retiró en 1953 luego de ganar el Giro de Toscana. Coppi siguió compitiendo algunas temporadas más, pero sin su álter ego no fue lo mismo. Pese a las rispideces que hubo entre ambos, fuera de las pistas había respeto muto. Por eso cuando Coppi, que falleció de una malaria que lo afectó durante un safari en Alto Volta (Burkina Faso), se incorporó al nuevo equipo San Pelegrino una de las exigencias fue que Bartali sea el director.

“Todo está equivocado. Habría que empezar de nuevo desde el principio”, opinaba Bartali sobre el ciclismo moderno con el fantasma del dóping dando vueltas. Falleció a los 86 años en Florencia, ciudad que vivió un verdadero duelo popular que se extendió por toda Italia. Con su muerte no sólo se fue un mito sino también el último eslabón de un ciclismo legendario y aventurero.

Informe Robinson: El secreto de Gino Bartali

Fuentes/Links relacionados

Gino Bartali y Fausto Coppi: La leyenda del ciclismo italiano (Jot Down Magazine)

Bartali, salvador de judíos (El País)

Los años heroicos del ciclismo (El País)

Y el monje voló al cielo (El País)

Fallece Gino Bartali, el último superviviente del ciclismo de leyenda (El País)

Margaret Abbott, una campeona casual

¿Puede un deportista pasar la mayor parte de su vida sin saber que fue campeón olímpico? La respuesta obvia es no, sin embargo en los primeros Juegos Olímpicos modernos, en los cuales la organización era demasiado precaria, todo era posible. Según la información existente, que tampoco es mucha, es muy probable que la golfista estadounidense Margaret Ives Abbott jamás se haya enterado que ganó el campeonato olímpico de París 1900.

Con la denominación oficial de Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deporte, los Juegos Olímpicos llegaron por primera vez a la capital francesa buscando sobrevivir y por eso formaron parte de la Exposición Mundial. Se caracterizaron por la extensión (duraron 5 meses), la desorganización, la falta de presupuesto, y, principalmente, por el debut de las mujeres en el ámbito olímpico.

Pese al rechazo inicial del baron Pierre de Coubertin, al que, según cuentan varios historiadores, una amante lo convenció que cambiara de opinión, hubo 5 deportes con participación femenina. A la tenista inglesa Charlotte Copper se la considera la primera campeona olímpica, a Abbott la segunda.

Impulsada por su madre Mary, viuda de un comerciante de Calcuta, editora de literatura en diferentes diarios de Chicago y autora de 2 libros, Abbott comenzó a jugar al golf. Entre 1897 y 1898 estuvo asociada al Chicago Golf Club y consiguió varios torneos importantes que se organizaron allí.

Para 1899 en compañía de Mary se trasladó a Europa para hacer turismo y estudiar arte en París. Durante la estadía en la capital francesa se enteraron de la disputa de un certamen internacional y decidieron participar sin tener idea que, en realidad, iban a competir en los Juegos Olímpicos.

Aquellos primitivas citas olímpicas se desarrollaban bajó un amateurismo extremo y no había tantas restricciones para participar. A veces con anotarse poco tiempo antes del inicio de la competencia era suficiente para aspirar a subirse al podio.

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Margaret Abbott durante el torneo de París 1900. (Federación Internacional de Golf)

París 1900 marcó el debut del golf en el olímpismo. Volvió a estar en Saint Louis 1904 y se lo intentó incluir en Londres 1908, pero como se inscribió un solo participante, al que se le quiso entregar la medalla de oro, la cual rechazó, se canceló la competencia. Después de esa experiencia fallida hubo otros intentos de incorporarlo, pero fracasaron, especialmente por falta de interés. En 1921 el Comité Olímpico Internacional definitivamente lo eliminó de los Juegos Olímpicos. A partir de Río 2016 figurará nuevamente en el Programa Olímpico.

En un campeonato en el que participaron 9 jugadoras provenientes de Estados Unidos y Francia, Abbott, que nació en India pero se crió en Chicago, registró un score de 47 golpes en los 9 hoyos del campo. En la segunda y tercera colocación finalizaron dos compatriotas suyas: Polly Whittier, que en muchos registros oficiales aparece como suiza, aunque después se descubrió que era neoyorquina y que se encontraba de vacaciones en Europa haciendo base en Suiza, y Daria Pratt, en 1913 convertida en princesa de Serbia. Mary culminó séptima.

Según la revista británica Golf Illustrated el torneo que se disputó en Compiegne, localidad ubicada al norte de París, también fue un “exitoso encuentro de moda” y destacó que las jugadoras tenían problemas para ejecutar los tiros porque los espectadores estaban demasiado cerca. El día anterior se había jugado la versión masculina.

Antes de retornar a Estados Unidos Abbot ganó el campeonato francés. De acuerdo a Philip Dunne, uno de sus 4 hijos y que además fue guionista, director y productor de cine que tiene una estrella con su nombre en el Paseo de la Fama de Hollywood, a su familia le contó que se quedó con el título porque el resto de las competidoras “no entendieron la naturaleza del juego programado para ese día y jugaron con tacones altos y faldas apretadas”.

Terminado el periplo europeo se mudó a Nueva York, en donde se casó con el periodista y humorista Finley Peter Dunne. Continuó jugando al golf de manera informal y sin demasiada exigencia por una lesión que arrastraba en las rodillas desde chica por un accidente que sufrió andando en bicicleta. Abbot murió en 1955 muy probablemente sin saber que, de casualidad, se convirtió en la única golfista campeona olímpica de la historia.

Fuentes/Links relacionados

Golf’s Dubious History In The Olympics (Golf Digest)

Search for Margaret Abbott by Paula Welch University of Florida (LA84 Fundation)

GOLF: participation during the history of the Olympic Games (Comité Olímpico Internacional)

Golf and the Olympics (LA84 Fundation)

Tenis marginal

En gran parte del bloque soviético el tenis era mal visto por ser considerado un pasatiempo burgués y, además, tenía la contra de no ser parte de los Juegos Olímpicos, lo cual le restaba posibilidades de apoyo. De todas maneras ese contexto no impidió que varios jugadores provenientes del este europeo tuvieran protagonismo en la alta competencia (Martina Navratilova, oriunda de Checoslovaquia, es uno de los tantos ejemplos).

Este no fue el caso de la República Democrática de Alemania (RDA). Allí el tenis era ignorado, y hasta casi despreciado, por las autoridades deportivas que lo habían marginado del aparato estatal. Si bien existía un reducido circuito interno y una federación con reconocimiento internacional, el desarrollo era prácticamente nulo.

Cuando en la década del 50 el deporte germano volvió a competir internacionalmente luego de la Segunda Guerra Mundial, esporádicamente aparecieron tenistas del este alemán que consiguieron resultados aceptables en un segundo nivel. A partir de 1961 cuando entró en escena el Muro de Berlín y las relaciones políticas se tensaron, los pocos jugadores de la RDA progresivamente  fueron desapareciendo de la escena.

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Escudo de la federación de tenis de la RDA.

El caso más famoso es el de Thomas Emmerich, único jugador de la RDA con presencia en el ránking mundial y con un título ATP. Steffi Graf y Navratilova (fueron novios en la etapa de junior) coincidieron que pudo haber sido Top 10, pero no pasó del puesto 482. Raramente competía en el exterior y, sin demasiados rivales que estuvieran a su nivel, debió conformarse con ser 16 veces campeón nacional en singles entre 1970 y 1988. Además, ganó varios títulos domésticos en dobles, doble mixto e interclubes. “Nací demasiado al Este” se consoló.

Las únicas apariciones a nivel ATP las realizó en Sofía, Bulgaria, en 1980 y 1981 acompañado por un funcionario del Partido Socialista Unificado, que se encargó de poner trabas para que no cobrara el dinero que ganó, el cual Emmerich pensaba donar a la federación para que lo invierta en material. Como singlista en ambas ocasiones perdió en la segunda ronda. En el doble tuvo mejores actuaciones: finalista y campeón respectivamente.

Emmerich, con un tenis de vieja escuela en el que sobresalían el saque y la volea, en la década del 80 pudo haber emigrado a la República Federal de Alemania (RFA), en donde Boris Becker y Graf estaban en el pico de la popularidad y hubiera encontrado una mejor organización para explotar el potencial. Pese a esa tentadora oportunidad, prefirió quedarse. “Mis padres hubiesen sufrido”, se justificó.

Como la RDA jamás presentó equipo de Copa Davis lo más cerca que Emmerich estuvo de este campeonato fue en 1989 cuando lo invitaron a la final que en Stuttgart la RFA le ganó 3-2 a Suecia. Esa serie, que se disputó poco tiempo después de la caída del Muro de Berlín, fue la primera que se trasmitió en vivo para Alemania del Este.

Varias veces Emmerich, que nunca se afilió al partido gobernante, intentó reunirse con el ministro de deporte Manfred Ewald, ideólogo del programa de dopaje más escandaloso del que se tenga constancia, en busca de apoyo, pero no encontró respuestas.

Actualmente Emmerich continúa jugando como veterano, categoría en la que registra buenos resultados, y su hijo Martin es número 53 en el ránking mundial de dobles y tiene un único título que ganó en Viena en 2012.

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Símbolos de una época del tenis alemán: Thomas Emmerich y Boris Becker.

Jana Kandarr también nació en la RDA y a diferencia de Emmerich pudo tener una carrera plena porque el tramo más importante lo realizó en la década del 90 ya con Alemania unificada, aunque en la primera parte de la etapa formativa lidió con la precaria estructura que existía en torno al tenis.

“Hasta los 14 años crecí con un muro alrededor así que nunca pensé en jugar al tenis”, recordó Kandarr, cuya mejor posición en el ránking fue el puesto 43. “Solía jugar sólo en polvo de ladrillo. No había otra superficie. Durante la mitad del año no jugaba porque no había canchas techadas”, explicó. Para mantenerse en ritmo en el invierno practicaba básquet.

Kandar, 3 veces convocada a la Fed Cup e integrante de equipo alemán de los Juegos Olímpicos Sydney 2000, era zurda, pero para jugar agarraba la raqueta con la mano derecha. Según contó nadie en la RDA se preocupó en corregirla. Comenzó a tomarse más en serio al tenis cuando con su familia se mudó a la RFA tiempo antes de la reunificación.

Recién a poco de la desaparición la RDA le prestó cierta atención al tenis, para ese momento ya incluido en el Programa Olímpico. El 30 de octubre de 1990 en Leipzig culminó la primera edición de la Sparkassen Cup, único torneo profesional que se disputó en el país y que bajo distintas denominaciones existió hasta 2003. La campeona fue Graf, que donó los 45.000 dólares del premio al desarrollo del tenis en la región. Cuatro días más tarde se firmó el tratado que estableció la unión de Alemania.

A 23 años de la caída del Muro de Berlín el este alemán sigue siendo un terreno poco fértil para el tenis. De los 23 Top 100 con los que cuenta Alemania en los ránkings de singles y dobles a nivel masculino y femenino, sólo 1 nació en la ex RDA: Martin Emmerich. Con los torneos ocurre algo similar: en el total de los 7 que figuran en los calendarios de la ATP y de la WTA, el de Halle es el único que se disputa en aquella zona.

Fuentes/Links relacionados

La RFA domina a Suecia por 2-1 en la final de la Copa Davis (El País)

Kandarr makes up for lost time (Reuters)

A New Look at East German Tennis (New York Times)

Graf Not Expecting Challenge From East (LA Times)

Der verpönte Sport – wie SED und Stasi das Tennis in der DDR drangsalierten

Federación Alemana de Tenis

El equipo del mundo

Brooklyn, Bronx, Queens and Staten

From the Battery to the top of Manhattan 

Asian, Middle-Eastern and Latin 

Black, White, New York you make it happen.

Beastie Boys-An Open Letter to NYC

Una de las características de New York es que cuenta con una amplia diversidad cultural. En algún momento fue el lugar elegido sobre todo por judíos, irlandeses e italianos. Gracias a las nuevas corrientes migratorias se afincaron especialmente latinos y asiáticos. Como ocurre con muchos fenómenos sociales estos se ven reflejados en el deporte. En el caso neoyorquino uno de los equipos que mejor representa la variedad de etnias es también uno de los menos populares: el New York Team Handball Club (NYTHC).

Bajo el lema «El equipo del Mundo», el club se fundó en 1973 y desde el principio fue una Torre de Babel. Se creó con el impulso de las Naciones Unidas para que sus empleados temporales, o cualquier otra persona que lo deseara, pudieran jugar al handball. La filosofía de la institución, que ya no tiene relación directa con la ONU, se basa en promover el handball a través del juego limpio, la responsabilidad y el respeto.

Sólo en el plantel principal hay jugadores de 15 países entre los que figuran un doctor alemán, un ingeniero montenegrino, un analista financiero francés, un cocinero y personal trainer egipcio, un agente de viajes italiano y un peluquero griego. Todos ellos entrenados por un polaco. A ese grupo hay que agregarle a los equipos B y el femenino, también formados mayormente por inmigrantes.

Pese a las diferencias culturales e idiomáticas (no todos hablan un inglés fluido) se formó un grupo heterogéneo en el cual las desavenencias políticas quedan al margen. A parte de cumplir la doble función de presidente y jugador, Shkumbin Mustafa es un musulmán refugiado kosovar de origen albanés que en 1999 llegó a Estados Unidos. En el NYTHC logró algo que en otro contexto hubiera sido imposible: entabló relación con 2 serbios. «Acá somos los mejores amigos», contó Mustafa.

El NYTHC en Time Square

Gran parte de los jugadores que visten la camiseta roja del NYTHC tienen una raíz amateur. Este no es el caso del goleador egipcio Sayed Shalaby y el arquero francés Martin Strub Hidalgo, que para aportar más diversidad tiene descendencia española. Con Zamalek SC Shalaby fue 10 veces campeón de la liga egipcia y ganó 3 títulos continentales. Además integró la selección de Egipto. Strub Hidalgo, por su parte, jugó en la liga francesa, una de las más importantes de Europa, y enfrentó a varios de los actuales bicampeones olímpicos y del Mundo con Francia.

Cuando Strub Hidalgo se incorporó al NYTHC se encontró con un mundo opuesto al que estaba acostumbrado. Mientras que en Europa tenía asegurada todas las comodidades (casa, auto, ropa para entrenar, etc), en New York hasta se tuvo que comprar el calzado para jugar. «Quizás fue la segunda vez en mi vida que me compré zapatillas», recordó.

En medio de tantos extranjeros Lewis Howes es el único estadounidense. Descubrió el handball de casualidad viendo los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y decidió probar. En el pasado campeonato Panamericano que se disputó en Almirante Brown, localidad del Sur del Gran Buenos Aires, fue uno de los 2 jugadores que el NYTHC aportó para la selección de Estados Unidos.

Toda esta mancomunión de nacionalidades se traslada a la cancha con resultados positivos. En los últimos 5 años el conjunto neoyorquino fue 4 veces campeón nacional. En la final de la edición 2012 que se celebró en Minnesota venció 25-20 a Los Angeles Team Handball Club.

NYTHC2012

NYTHC campeón 2012 del torneo nacional de Estados Unidos.

Comparado con los otros equipos de la Gran Manzana que compiten en ligas profesionales (NBA, NFL o MLB) la atención que recibe el NYTHC es mínima, por no decir nula. Sin embargo esto no le impide soñar a lo grande. Con una finalidad más promocional que deportiva, desde 2008 organiza el torneo The Big Apple que reúne a varios nombres importantes del handball mundial. El gran sueño de Mustafa es algún día llegar al Madison Square Garden.

Actualmente se encuentra en la etapa final de producción Home Court, documental independiente que gira en torno a la vida de los jugadores y la relación entre ellos. Los directores Ben Teitelbaum y Monica Alba están buscando fondos vía Kickstarter para finalizar la obra.

Aunque entre la década del 70 y hasta finales de los 80 fue una potencia continental, posición que progresivamente perdió a manos de Cuba, Brasil y Argentina, en Estados Unidos el handball es un deporte minoritario. Según los registros de la federación estadounidense hay 800 personas que juegan a nivel competitivo. De ese grupo la mayoría son inmigrantes y el NYTHC es el que mejor representa esa situación.

Trailer de Home Court

Fuentes/Links relacionados

Sitio oficial del New York Team Handball Club

Sitio oficial de Home Court

Unified, in America, by an International Sport (New York Times)

Handballers of the World Unite Again in New York City (prweb.com)

Tom Morris: victorias y tragedias

En la estación de trenes de Saint Andrews, Escocia, se esperaba con ansiedad el arribo de Young Tom Morris. El héroe local había conseguido algo inédito: ganar 3 veces consecutivas el Abierto Británico de golf. Ninguno de los que llevaron en andas al campeón para celebrar la conquista imaginó que la próxima gran convocatoria en torno suyo iba a ser para su funeral.

Tommy fue un genio precoz que a mediados del Siglo XIX revolucionó un deporte que todavía se encontraba en un proceso de organización y asentamiento. A los 12 años acompañó a su papá Old Tom Morris, destacado golfista de la época, al Perth Open Tournament. No le permitieron jugar, pero gracias a su talento opacó a los profesionales.

Al no tomar parte de la competencia participó en una exhibición con William Greig, jugador de la casa señalado como el proyecto más importante del momento. Las variantes que mostró y el talento del pequeño Morris sorprendieron a los especialistas.

En 1866 el escoses debutó en el Abierto Británico con un noveno puesto sobre 10 participantes. El ganador fue el viejo Morris. El dominio de Young Morris comenzó en 1868 cuando se adjudicó por primera vez el campeonato de golf más añejo del mundo (existe desde 1860). Finalizó con un score de 154 golpes y quebró la marca histórica del certamen. Detrás de él se ubicó su progenitor y es la única ocasión que padre e hijo se repartieron el primer y segundo puesto.

Con un score total de 157 golpes, en Prestwick al año siguiente repitió el título protagonizando otro suceso histórico: hizo el primer hoyo en uno del que se tenga constancia en el Abierto Británico. La habilidad de cuando tomar riesgos y cuando no sumado a un estilo que rompía los esquemas, la madurez y el aumento de la potencia física hacían de Tommy el jugador más completo del momento.

Ya convertido en una celebridad en 1870 Morris se consagró tricampeón del Abierto Británico. Recibió 8 libras de parte de la organización y, como indicaba el reglamento, se adueñó definitivamente del Challenge Belt, cinturón rojo que se le otorgaba al campeón.

Old Tom Morris, con barba, y Young Tom Morris.

En 1871 el torneo no se disputó por la muerte de uno de los principales benefactores y, además, no había premio. Por lo tanto, el Abierto Británico retornó en 1872 con un nuevo trofeo (la Claret Jug, galardón que todavía se entrega). Lo que no cambió fue el ganador: Young Morris, que según crónicas de la época no mostró el mejor nivel. La hazaña de obtener 4 títulos al hilo todavía no pudo ser igualada.

Mientras cosechaba triunfos, Morris se puso en pareja con Margaret Drinnen, nacida en el seno de una familia de mineros inglesa que en 1871 había llegado a Saint Andrews para trabajar como empleada doméstica. Drinnen era 10 años mayor que el golfista y había dado a luz un hijo ilegitimo que murió 8 semanas más tarde. Para poder casarse la pareja escondió el último dato a la iglesia. Al parecer todos estos factores atentaron para que la familia de Morris no aprobara la unión. De hecho no asistió al casamiento.

La vida de Young Morris se empezó a desmoronar el sábado 4 de septiembre de 1875. Aquel día junto con su padre fueron a jugar contra los hermanos Willie y Mungo Park. Cuando finalizaron llegó un telegrama avisando que Margaret estaba muy enferma y que se requería con urgencia de la presencia de su marido. Un lugareño se ofreció llevar a los Morris en yate hasta Saint Andrews, pero ya era demasiado tarde. Cuando acababan de zarpar llegó un segundo mensaje que informaba del fallecimiento de Margaret, que no sobrevivió al parto de un bebé muerto.

Morris no se recuperó de semejante golpe y cayó en un pozo del que nunca pudo salir. Abandonó el golf competitivo y debieron convencerlo para que volviera a jugar de manera informal. Sin embargo, en las esporádicas salidas a las canchas era evidente que había perdido el entusiasmo y que la actitud ya no era la misma.

Un deprimido Morris se volcó a la bebida y la salud empeoraba rápidamente. En la Navidad de 1875 el gran campeón del Abierto Británico murió a los 24 años. Al parecer un inconveniente cardiovascular fue la causa del deceso, aunque no hay que descartar que la profunda tristeza que sentía haya sido la razón de fondo.

En el cementerio de Saint Andrews, ciudad considerada la cuna del golf, una estatua sobre la lápida recuerda al mítico golfista de una gloriosa y trágica vida.

Fuentes/Links relacionados

Life and times of Young Tom Morris, the first superstar of golf (The Guardian)

After all the triumphs, tragedy strikes the young life of Tom Morris (The Guardian)

Tom Morris Jr (Salón de la fama del golf)

Sitio oficial del Abierto Británico de golf

Los malditos Chicago Cubs

Los libros del beisbol estadounidense cuentan que entre 1876 y 1886 Chicago White Stockings dominó la insipiente escena profesional con 6 títulos de la liga nacional. Luego de un impasse, con la llegada del Siglo XX y ya bajo la denominación de Chicago Cubs siguió nutriendo el palmarés. Durante el período 1907-1945 fue 10 veces campeón de división y en 2 ocasiones obtuvo la Serie Mundial (1907 y 1908).

Estos datos contrastan con la historia moderna de una franquicia que desde hace más de 60 años sólo acumula decepción tras decepción. Según la leyenda que se extendió con el tiempo, las desdichas comenzaron el 6 de octubre de 1945 cuando un tabernero de la zona lanzó una maldición.

En aquella fecha Chicago Cubs recibió en el Wrigley Field a Detroit Tigers para disputar el cuarto partido de la Serie Mundial, evento que consagra al campeón de la Major League Baseball (MLB). El conjunto local estaba 2-1 arriba en el resultado global y un triunfo lo ponía a las puertas de una nueva consagración.

Hasta el estadio se acercó Billy Sianis, un inmigrante griego dueño de la taberna Billy’s Goat (la cabra de Billy). Iba acompañado de una cabra llamada Muprhy, la que consideraba un amuleto de la suerte y que también servía para publicitar el negocio, ubicado a pocas cuadras de la cancha. Ambos tenían entradas.

En la puerta a Sianis no le permitieron entrar con la peculiar mascota. Ante la negativa Billy exigió hablar con Philip K. Wrigley, dueño de Chicago Cubs. “Dejen entrar a Billy, pero no a la cabra”, ordenó el dirigente “¿Por qué no a la cabra?”, consultó el enojado hincha. “Porque la cabra apesta”, fue la tajante respuesta del directivo. Otra versión señala que Sianis ingresó a la cancha, pero el público le exigió que se retirara por el mal olor que emanaba Murphy.

Billy, Murphy y el nacimiento de una leyenda.

“Los Cubs no ganarán nunca más. Los Cubs nunca ganarán la Serie Mundial hasta que no le permitan a la cabra ingresar a Wrigley Field”, maldijo un enojado Billy. Créase o no, Chicago Cubs perdió la final con Detroit Tigers (“¿Y ahora quién apesta?”, decía una carta que Billy le envió a Wrigley una vez consumida la derrota) y jamás volvió a clasificar a la Serie Mundial. Así nació la Maldición de la Cabra.

A partir de 1946 y hasta la actualidad las temporadas de Chicago Cubs son un cúmulo de desgracias que sirvieron para alimentar el mito. Por eso en el imaginario popular es visto como un equipo perdedor, lejos de la imagen exitosa de fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX.

Como parte del show varias veces se intentó contrarrestar el hechizo, aunque sin éxito. En 1973 Sam Sianis, sobrino de Billy y nuevo propietario del bar, que todavía existe, organizó junto a Dave Condon, periodista del diario Chicago Tribune, una especie de exorcismo. Trasladaron en una limousine blanca a Sócrates, descendiente de Murphy, hasta Wrigley Field. Lo hicieron caminar por una alfombra roja con un cartel que decía “todo está perdonado. Déjenme llevar a los Cubs al título”, pero se repitió la historia: la cabra se quedó afuera y Chicago Cubs protagonizó otro año desastroso.

Durante 1984 se creyó que finalmente la condena se había evaporado. Gracias a la invitación de los nuevos dueños antes del primer partido en Wrigley Field Sam Sianis ingresó al terreno de juego con una cabra. “La maldición esta levantada”, dijo ante un estadio que bramó. A partir de ahí Chicago Cubs enlazó una racha positiva que le permitió ganar el título de división después de 4 décadas. Con ese impulso llegó a la final de la Liga Nacional, paso previo para acceder a la Serie Mundial, ante San Diego Padres.

Chicago Cubs estaba 3-2 adelante en la serie y necesitaba un triunfo más, pero en el momento de la definición falló y se quedó con las manos vacías. Era como si la maldición hubiera esperado hasta último momento para recordarles a los hinchas, jugadores y dirigentes que el fantasma de Murphy todavía estaba dando vueltas.

En 1994 sucedió otro suceso significativo. Chicago Cubs comenzó el campeonato de mala forma y registró la peor racha de la historia como local. Sam Sianis fue a Wrigley Field con una cabra que, ya casi como una tradición, no le permitieron entrar pese a las protestas del público. Gracias a la colaboración de Ernie Banks, ex jugador y miembro del Salón de la Fama, Sianis entró con el animal ¿Qué sucedió? Chicago Cubs logró la primera victoria del torneo. Creer o reventar.

Paralelamente ocurrieron otras situaciones inverosímiles. La más famosa tuvo lugar en 1969 cuando Chicago Cubs, puntero y con un sólido andar, perdió con New York Mets, que marchaba segundo, un encuentro clave. Mientras estaban jugando de la nada apareció un gato negro que plácidamente se paseó por el frente del banco de suplentes de los Cubs. Nadie encuentra una explicación lógica y coherente a este hecho, pero lo concreto es que desde ese momento el conjunto de Chicago tuvo un bajón profundo y dilapidó una temporada que venía siendo altamente positiva.

Como si la humillación de ser el participante de la MLB que más tiempo lleva sin lograr el título (104 años y contando), en 2005 debió soportar que su vecino y archirrival Chicago White Sox ganara la Serie Mundial. Para colmo en el corto plazo el panorama parece no cambiar. Al cierre de este post Chicago Cubs figuraba entre los peores registros de la liga (19 triunfos y 37 derrotas).

Hay quienes sostienen que las desgracias en realidad empezaron cuando Chicago Cubs habría ido a menos en la Serie Mundial de 1918 ante Boston Red Sox, pero la leyenda más aceptada popularmente es la de la cabra. Por eso el “let the goat in” (dejen entrar a la cabra) es el grito de guerra de los hinchas que siguen sin resignarse a terminar de una vez por todas con las penurias.

Editado: Chicago Cubs finalizó la temporada regular 2012 con un récord de 61 victorias y 101 derrotas, segunda peor marca de la MLB detrás de Houston Astros (55-107). La Maldición de la Cabra más vigente que nunca.

Chicago Cubs campeón, pero en la publicidad del MLB 2012 para Playstation.

Fuentes/Links relacionados

Fans creen que Cubs siguen hechizados (Sitio oficial de Chicago Cubs)

Whiff of Scandal Wafts Over 1918 World Series (New York Times)

Chicago Cubs: The 5 Worst Moments in the Team’s Tortured History (bleacherreport.com)

Embarrasing Moments in Chicago History (Sports Illustrated)

Página de la Billy Goat Tavern

Historia de Chicago Cubs

Sobrevivientes y rivales

La victoria de Richard Williams sobre Karl Behr por 6-2, 6-2 y 7-5 en los cuartos de final de la edición 1914 del US National Championships (actual US Open) no figura entre los resultados más memorables de este Grand Slam. A simple vista lo único para destacar es que el ganador fue campeón del torneo, pero detrás de los protagonistas se esconde una historia en común: dos años antes ambos tenistas salieron vivos del hundimiento del Titanic.

Williams nació en Ginebra, Suiza, ciudad a donde se trasladó su padre Charles, abogado y pariente lejano de Benjamin Franklin, por cuestiones de salud. Richard, apodado Dick, registró una exitosa carrera como juvenil que le sirvió como impulso para irse a jugar a Estados Unidos antes de comenzar los estudios en la Universidad de Harvard.

Padre e hijo abordaron el Titanic en Cherbourg, Francia, segunda parada en el trayecto que comenzó en Southampton, Inglaterra, y que debía finalizar en Nueva York. Estuvieron muy cerca de perder el barco porque en París bajaron en la estación equivocada. Pese al retraso llegaron a tiempo y ocuparon la habituación que tenían reservada en primera clase.

Curiosamente en la localidad francesa Behr también subió al tristemente célebre transatlántico y se ubicó en un camarote cercano al de los Williams, a quienes no conocía. Este empresario neoyorquino, en 1907 integrante del equipo estadounidense subcampeón de la Copa Davis y finalista del doble en Wimbledon, se encontraba en Europa con fines románticos.

Con la excusa de negocios llevó de paseo a su novia Helen Newsom, amiga de su hermana menor Gertrudis, por Europa y el Norte de África. Los acompañaron Sallie y Richard Beckwith, madre y padrastro de Helen, respectivamente. Behr tenía la misión de convencerlos que la diferencia de edad (ella 19, él 26) no era impedimento para ser considerado el candidato ideal para la joven. La vuelta a casa en el viaje inaugural del enorme e híper promocionado Titanic era el último paso para lograr la aprobación definitiva de la relación.

El Titanic, el barco más lujoso y moderno del momento.

La noche del 14 de abril de 1912 el apacible crucero en el que viajaban alrededor de 2207 personas, entre los que se encontraban desde inmigrantes irlandeses que iban a Estados Unidos en busca de una vida mejor hasta varios de los personajes más prominentes de la época (actores, empresarios, políticos, etc), se convirtió en una pesadilla. Cerca de la medianoche la tripulación divisó un iceberg y no hubo tiempo para cambiar el rumbo de la gigantesca nave. El impacto contra el bloque de hielo produjo un daño irreparable.

Nadie imaginaba que semejante y lujosa mole de hierro que surcaba con soberbia el Océano Atlántico podía naufragar. “En nuestras cabezas la idea que el Titanic se hundiera era absurda”, recordó Behr. Mientras el caos empezaba a reinar Charles, que tiempo atrás había estado en una situación similar, sostenía que la embarcación se podía mantener a flote entre 12 y 15 horas, tiempo suficiente para un rescate.

Cuando comenzó la evacuación Behr escapó en el segundo bote salvavidas junto a Helen, Sallie y Beckwith, entre otros pasajeros. Tiempo después al tenista lo acusaron de no haber cumplido con la premisa de primero mujeres y niños. Behr se defendía diciendo que una de las ocupantes pidió que las acompañaran hombres para remar. Bruce Ismay, director de White Star Lines, empresa propietaria del Titanic y señalado como uno de los responsables de la catástrofe, dio el visto bueno para que Behr y Beckwith se subieran.

Los Williams, que rescataron a un pasajero que había quedado atrapado en el bar, al cual salvaron rompiendo una puerta, hecho que generó el enojo de un comisario de abordo que amenazó con cobrarles el arreglo, se escaparon a último momento. Cuando estaban por tirarse al agua una de las chimeneas se desprendió y mató a Charles. Richard, en cambio, cayó al océano. Quedó flotando en una barcaza con otras 30 personas, de las cuales 19 murieron de frío. Sobrevivió durante varias horas con el agua helada hasta la cintura.

El Titanic, que cumplía con todas las normas de seguridad exigidas, pero no contaba con suficientes botes de rescate, se terminó de hundir a las 2:20 de la madrugada y recién a las 4 apareció el HMS Carpathia, que recibió el pedido de ayuda pasada la medianoche y se encargó de rescatar a los náufragos. Una vez a resguardo un médico revisó a un Williams al borde del colapso y constató que sufría hipotermia en las piernas. Recomendó amputarlas, propuesta que fue tajantemente rechazada. “Las voy a necesitar”, respondió Dick con mucha lucidez.

Mientras tanto Behr, que no había sufrido ningún problema físico, colaboraba con la asistencia y la organización de los rescatados, a los que les aconsejó que cuando llegaran a Nueva York no hablaran con la prensa. Tuvo activa participación en marchas y en juicios que iniciaron los damnificados. Según cuenta la familia, vivía con culpa por no haber podido rescatar a más gente.

Durante aquellos 4 duros y complicados días a bordo del HMS Carpathia los tenistas finalmente se conocieron. En sus memorias ambos escribieron acerca del encuentro. Williams indicó que Behr fue particularmente agradable con él; Behr, en cambio, destacó que Dick “tuvo una horrorosa experiencia en el agua”.

Ya en tierra cada uno siguió su camino. Williams se fue a vivir con un tío y continuó la dolorosa recuperación que había comenzado en el Carpathia. Increíblemente semanas más tarde, todavía con secuelas en el cuerpo, retornó a las canchas con éxito. El primer torneo en el que participó fue el Pennsylvania State Championships y lo ganó. Durante el campeonato eliminó a un joven Bill Tilden, quien una década más tarde se convirtió en el dominador del tenis mundial. Cuatro meses después fue campeón del doble mixto en el US National Championships. Para sorpresa de todos Dick terminó el verano ubicado segundo en el ránking de Estados Unidos.

Williams, de traje, junto con Behr, el tercero desde la izquierda. (Corbis)

Behr, por su parte, terminó de consolidar la relación con Helen y en 1913 se casaron. Los medios sensacionalistas los bautizaron como “la pareja del Titanic” porque afirmaban que la propuesta de matrimonio se produjo en el bote salvavidas. Sus descendientes niegan que esto haya ocurrido.

El Longwood Cricket Club es famoso porque en 1900 Estados Unidos y Gran Bretaña disputaron la serie que marcó el nacimiento de la Copa Davis. El 16 de julio de 1912 una de las canchas de césped de este club de Boston fue testigo del primer partido entre Williams y Behr. Por la cuarta ronda del Longwood Bowl el suizo, luego nacionalizado estadounidense, se impuso 0-6, 7-9, 6-2, 6-1 y 6-4.

A parte del encuentro ya mencionado en el US National Championships, al menos volvieron a jugar en 2 oportunidades más. Como si fuera un tema tabú, raramente en las crónicas de la época se hacía referencia a la situación límite que les tocó vivir en el Titanic.

Mientras Behr se iba alejando cada vez más del tenis y volcándose a los negocios, Williams transitaba el camino que lo llevó a ser número 1 de Estados Unidos y 4 del mundo. Entre los logros más importantes se destacan el US National Championships como singlista en 1914 y 1916 y como doblista en 1925 y 1926 y el doble de Wimbledon en 1920. En los Juegos Olímpicos de París 1924 integró la última pareja de doble mixto campeona olímpica.

La Copa Davis fue otro terreno en el cual Williams sobresalió. Integró el cuarteto de Estados Unidos que en la final de 1913 venció 3-2 a Gran Bretaña en Worple Road, antigua sede de Wimbledon. A partir de 1921 capitaneó al equipo estadounidense que dominó la competencia entre ese año y 1926 con Tilden como estrella. En algunas series cumplió el doble rol de capitán y jugador.

Todos estos logros sirvieron para que en 1957 fuera incluido en el Salón de la Fama del tenis, mismo honor que recibió Behr, que llegó a ser número 3 de Estados Unidos, pero en 1969.

Especialmente Williams siempre fue reticente a referirse sobre la tragedia del Titanic, incluso en el círculo más íntimo. “No quería publicidad”, contó el periodista e historiador Bud Collins, que en reiteradas ocasiones charló con quien fue uno de los 712 supervivientes y que falleció en 1968.

A Williams y a Behr no sólo los unía haber sido contemporáneos en las canchas de tenis, sino que además sus vidas quedaron marcadas a fuego por haber sobrevivido a una de las tragedias más famosas del último siglo.

Recreación virtual del hundimiento del Titanic. (National Geographic)

Fuentes/Links relacionados

Perfil de Richard Williams (Salón de la Fama del Tenis)

Perfil de Karl Behr (Salón de la Fama del Tenis)

Karl Howell Behr (Encyclopedia Titanica)

Richard Norris II Williams (Encyclopedia Titanica)

Récord de Richard Williams en la Copa Davis (daviscup.com)

Récord de Karl Behr en la Copa Davis (daviscup.com)

Tennis Was Easy After The Titanic (Sports Illustrated)

Unsinkable (Sports Illustrated)

Tenis y Titanic (atpworldtour.com)

El Deporte y el Titanic

Recorrido virtual por los restos del Titanic

Las derrotas olvidadas de la NBA

La NBA considera que sus equipos comenzaron a jugar con rivales extranjeros a partir de 1979 con el viaje que Washington Bullets realizó a China como parte de un intercambio cultural para disputar unos informales partidos con la selección de aquel país y un equipo de la liga local. Ya con un poco más de competitividad, en 1985 Milwaukee Bucks participó en la primera edición del desaparecido Open McDonald’s con Tracer Milan, campeón de Europa, y Unión Soviética.

En medio de esos dos antecedentes existen una serie de amistosos disputados entre fines de los 70 y principios de los 80 que tienen como principal protagonista a Maccabi Tel Aviv. El club más poderoso de Israel y uno de los más importantes de Europa, puso en jaque la imbatibilidad que la liga estadounidense siempre pregonó más allá de sus fronteras. Estos partidos raramente figuran en los registros y quedaron olvidados en el tiempo, especialmente en Estados Unidos.

Washington Bullets en China

Todavía con el anillo de campeón reluciente, el 8 de septiembre de 1978 Washington Bullets arribó a la capital israelita para comenzar la pretemporada con lo que se suponía iba a ser un partido rutinario ante Maccabi Tel Aviv. La visita, además, tuvo fines comerciales y diplomáticos.

Washington Bullets llegó con el plantel diezmado (viajaron 9 jugadores), pero contaba con la base que meses antes venció 4-3 a Seattle Supersonics en las finales de la NBA. Se destacaban Elvin Hayes, Wes Unseld y Bob Danbridge, piezas fundamentales en la obtención del campeonato.

Ante un estadio repleto y expectante los visitantes sacaron una buena diferencia en el marcador. El desarrollo transitaba por los carriles esperables hasta que los locales se despertaron y, para sorpresa de todos, se fueron al primer tiempo 54-45 arriba. Apoyado por el Yad Eliyahu (La Mano de Elías), con fama de ser uno de los estadios más calientes del básquet europeo, Maccabi Tel Aviv llegó a ponerse 13 puntos arriba (74-61).

Herido en el orgullo Washington Bullets volvió a pasar al frente en un partido muy intenso. En el momento más tenso la estrella de la casa Miki Berkowitz hizo honor al apodo de Rey de Israel que le pusieron los hinchas macabeos y lideró una memorable remontada para sellar el inesperado 98-97 final a favor de los israelitas.

Aunque el historial oficial lo omita, la primera experiencia de un equipo NBA en el exterior fue derrota. “Maccabi mereció ganar porque jugó mejor que nosotros. No jugamos contra amateurs, sino contra profesionales como nosotros”, declaró tras la derrota Dick Motta, leyenda entre los entrenadores de la NBA.

Dos años más tarde a Tel Aviv llegó lo que se podría considerar como un antecedente directo al Dream Team de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Para esta segunda visita la NBA armó un combinado con los nombres más importantes del momento. Sobresalían Julius Erving, más conocido como Doctor J, y Moses Malone, MVP de las finales de la pasada temporada.

Maccabi Tel Aviv, que ostenta el récord de 23 temporadas consecutivas campeón de la liga de Israel, afrontó el partido con varias ausencias y con Berkowitz sin estar en la mejor forma física. Para que no hubiera tanta disparidad, y casi en un acto de piedad, la NBA dejó que Doctor J vistiera la camiseta del equipo de la casa en el primer tiempo. Esto no evitó que la sensación de masacre deportiva se mantuviera latente.

En medio de tantas luminarias nuevamente Berkowitz fue la estrella. Sólo estuvo en la cancha de manera discontinúa en el segundo tiempo. Le alcanzó para anotar 20 puntos y ser el mejor jugador de la noche en el triunfo 114-112. Aunque en un partido más informal que el de 1978, lo cierto es que otra vez la NBA, ahora con sus mejores exponentes, se fue del Yad Eliyahu con la cabeza gacha.

Dos por uno, no me gana ninguno

De golpe la NBA veía como la mentada superioridad basquetbolística era azotada por un equipo israelita asociado con una tendencia política de centro. Ante este panorama siguió insistiendo para poder plasmar el predominio que la teoría indicaba. Por eso a fines de agosto de 1984 envió a dos representantes con la misión de poner las cosas en orden. El experimento, sin embargo, falló.

En Tel Aviv se organizó un cuadrangular en el que participaron Haopel Tel Aviv, el otro club de la ciudad, New Jersey Nets, que en los Playoff eliminó al campeón Philandelphia 76ers, Phoenix Suns, con el antecedente de haber perdido la final de la Conferencia Este con Los Angeles Lakers, y, por supuesto, Maccabi Tel Aviv.

La apertura del torneo fue lógica pura. Sin contratiempos Phoenix Suns venció 111-91 a Haopel Tel Aviv. Las emociones quedaron para el segundo turno de la noche con la victoria 104-97 de los macabeos sobre New Jersey Nets. Berkowitz (cuando no) volvió a reinar en sus dominios gracias a los 26 puntos que anotó.

Berkowitz opacó a las estrellas de la NBA.

Al día siguiente en la final Maccabi Tel Aviv le puso la frutilla al postre. Sostenido en una actuación que rondó la perfección, sobre todo en defensa, humilló a Phoenix Suns con un 113-92. El temible monstruo, esta vez de dos cabezas, volvió a caer en la fortaleza de Yad Eliyahu. Según los testigos, aquella noche el estadio vivió una de las fiestas más grandes que se recuerde.

Ese no significó el final de las victorias de Maccabi Tel Aviv ante rivales de la NBA. Como monarca de la Euroliga en 2005 realizó una gira por Norteamérica que comenzó en Canadá con un triunfo 103-105 ante Toronto Raptors. El agónico doble que Antonhy Parker convirtió a 0.8 segundos del final estableció el primer triunfo, y hasta ahora único, de un conjunto extranjero sobre una franquicia de la NBA en suelo norteamericano.  “Todavía están hablando del partido de 1978 y dentro de 20 años todavía estarán hablando de este”, destacó el pívot Yaniv Green.

Dieseis años antes de ese hito, los macabeos quedaron a las puertas de vencer a Philadelphia 76ers en Filadelfia. Tiros libres errados en momentos definitorios y malas decisiones en las últimas ofensivas derivaron en una caída por 108-107.

Hubo más giras por Estados Unidos en 2006, 2007 y 2009, ocasiones en las que retornó a casa derrotado, en general con marcadores abultados. Por otra parte, en 1999 Miami Heat consiguió algo que hasta ese momento era un imposible para la NBA: ganar en el Yad Eliyahu.

Entre las conquistas más importantes de Maccabi Tel Aviv figuran 49 de las 57 ediciones de la liga de Israel, 5 títulos de Europa, 39 Copas de Israel y, casi tan importante como esos logros, haberle propinado una serie de derrotas que, bajo el pretexto de haber sido partidos experimentales, la NBA prefiere olvidar.

Fuentes/Links relacionados

Expedientes X (Capítulo 1/Capítulo 2/Capítulo 3) (acb.com)

Raptors first in NBA to lose to Maccabi in 27 years (AP)

Listado de enfrentamientos de equipos europeos y NBA (acb.com)

NBA International Historic Timeline, 1946-2000